Cómo aprovechar el pan duro

Si siempre tienes una bolsa con trozos de pan que te queda seco y no quieres desperdiciarlo, toma nota de cuántas cosas puedes hacer con estas humildes sobras.

Pan rallado
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Aurora Gonzalo
Aurora Gonzalo

Redactora de Cocina Fácil

¿Vuelves a tener la bolsa del pan llena de restos de barras que se te ha quedado duras? No te preocupes, nos pasa a todos. Es imposible calcular la cantidad exacta de pan que se va a consumir a diario, por eso es uno de los alimentos que más se desperdicia en las cocinas españolas. Pero para seguir los preceptos de la cocina sostenible, no hay que tirar nada, a todos los alimentos se les puede dar una segunda vida. Además de hacer pan rallado, puedes utilizarlo para infinidad de platos. Lo primero es conservarlo lo mejor posible.

Cortando barra de pan

Evita que el pan se endurezca

Cuanto más grande es la pieza de pan, mejor se conserva. Eso ocurre porque como las de tipo hogaza tienen la corteza más gruesa y esta consigue que se mantenga mejor la humedad interior de la miga. Y no es lo mismo una baguette industrial que un pan casero.

Hogaza pan casero

Hay que guardarlo siempre en una bolsa de tela, de papel o en una panera. Nunca en bolsa de plástico, porque se ablanda y le saldría moho rápidamente. Tampoco es recomendable guardarlo en la nevera, porque se consigue el efecto contrario. Si no lo vas a consumir, lo mejor es congelarlo a tiempo en bolsas alimentarias.

Cómo hacer un buen pan rallado

Tampoco dejes el pan seco días y días. Si quieres rallar el pan, mejor hazlo sin que pasen más de cinco días. Si ves que está bastante duro, córtalo en rodajas finas para no perjudicar las cuchillas de la batidora. Luego, tú eliges el tipo de grosor que más te gusta, si lo quieres grueso pica solo unos segundos.

La textura del pan rallado casero queda siempre más irregular pero queda genial para los rebozados de libritos o milanesas. Si está ya muy seco no necesitará hornearlo, lo puedes guardar directamente en un bote hermético. Pero si es de un par de días, una vez rallado extiéndelo en una bandeja para horno y déjalo 15 minutos a 180º, así le quitas toda la humedad y queda perfecto.

Los botes de pan rallado te pueden durar 4 o 5 semanas en estado óptimo, aunque es difícil que llegue a estropearse si lo dejas más. Incluso puedes aromatizarlo y guardar algún bote mezclado con ajo y perejil deshidratados, o con hierbas aromáticas como tomillo o romero.

¿Qué es el panko?

Seguro que últimamente has oído mucho esa palabra. El panko es el pan rallado japonés, que a diferencia del pan rallado tradicional, la miga se pica en trozos más gruesos y no se utiliza la corteza. Además, para hacerlo casero, luego se mete en el horno a baja temperatura (unos 20 minutos a 70º C). El resultado es un rebozado crujiente y que absorbe menos aceite que el pan rallado tradicional pulverizado seco con miga y corteza. Mira cómo quedan estos muslitos crujientes rebozados con panko.

Muslitos crujientes con panko

Convierte el pan seco en croûtons o picatostes

Los croûtons (en francés) o picatostes no pueden faltar para añadir a muchas de ensaladas o sopas frías que tomamos en verano, como el gazpacho o a para alegrar los purés de verduras. ¿Que siempre los compras ya hechos? Pues olvídate, que es la mejor manera de reciclar el pan duro. Puedes hacerlos de dos maneras, al horno o fritos en la sartén.

Puré con picatostes

Al horno

Para hacer tus picatostes al horno, corta a daditos similares unas rebanadas de pan y rocíalos con aceite de oliva extra virgen y sal. Pásalos a bandeja cubierta con papel de horno y déjalos a 180º C unos 15 minutos (hasta que los veas dorados). Si quieres darles más sabor, mezcla ajo y perejil con mantequilla ablandada y unta unas rebanadas antes de hornear. Luego lo cortas a dados.

En la sartén

Si los fríes en la sartén, con aceite de oliva bien caliente, te quedarán muy sabrosos, aunque son más calóricos que al horno. Puedes añadirles hierbas aromáticas según a la receta que vayan a acompañar.

¿Cómo se hacen las migas?

Hay muchas recetas de migas porque es un clásico de la cocina popular de reciclaje y hay mil variedades en nuestra gastronomía. Lo que sí es imprescindible para hacerlas es pan seco de un par de días.

Cocinando migas

Hay que desmigarlo, humedecerlo (no empaparlo) y aderezar con alguna especia como el pimentón. No tengas prisa, luego hay que envolverlas en un paño y dejar reposar unas horas o incluso toda la noche. Cuando la pases a la sartén, las migas puedes enriquecerlas con verduras, panceta, chorizo, ajos, uvas... Hay que cocinarlas con aceite hasta que pierden la humedad otra vez, pero sin pasarse, porque no tienen que quedar demasiado tostadas

Prueba las migas camperas con huevos mollet, unas migas con espárragos o preséntalas en barquitas de lechuga con jamón.

Las torrijas, otro clásico

No hace falta que esperes a Semana Santa para darte el capricho de tomar unas torrijas. Si tienes una barrita que se ha quedado dura, conviértela en unas deliciosas torrijas.

Torrijas con miel

La forma clásica es remojar las rebanadas de pan en leche que previamente has hervido con canela, rebozarlas en huevo y freír. Luego puedes añadirles azúcar, miel o aromatizarlas con naranja o con café. Y si quieres aligerarlas un poco, siempre puedes hacerlas al horno.

Del salmorejo a las albóndigas

Siempre va bien tener tener un sobrante de pan seco para muchos de los platos estrella de nuestra gastronomía. Lo necesitarás para preparar sopas frías como porras, un buen salmorejo con huevo y jamón o un gazpacho meloso. Por supuesto, sopas calientes como la de cebolla, versátil y reconfortante la hagas como la hagas.

sopa de cebolla

El pan sobrante siempre es un aliado para elaborar albóndigas en salsa. Si tienes pan de molde tieso no lo tires, puedes atreverte con algún pudin como el de cítricos.