La mayoría de tradiciones que conservamos relativas a la época de cuaresma son gastronómicas (dejando aparte las religiosas, claro). Desde los potajes de vigilia, los buñuelos o las monas de pascua. Aquí te presentamos el clásico potajito de vigilia con garbanzos, espinacas y bacalao . También lleva su huevo duro, con lo que es un plato nutricionalmente completísimo. Apúntate en tu libreta de imprescindibles nuestra receta de garbanzos con espinacas y bacalao. Esta receta, por su gran aporte de minerales, vitaminas y proteínas, puedes servirla como un exquisito plato único y no solo en la época de Semana Santa, durante todo el año... Si te gustan los potajes, no dejes de probar el de garbanzos y espinacas con calabaza , con grelos, lacón y oreja o el potaje de garbanzos con albóndigas de bacalao . Deja los garbanzos en remojo durante toda la noche. Al día siguiente, colócalos en una olla junto a las dos hojas de laurel y una de las cebollas pelada. A continuación, agrega agua hasta cubrirlo todo y cuece durante 1 hora a fuego lento. Transcurrido ese tiempo, echa media cucharada de sal y deja que los garbanzos cuezan durante otros 20 minutos. Apaga y reserva. Cuece los huevos 10 minutos aproximadamente en un cazo con agua. Retíralos y una vez que estén tibios, pélalos y reserva. Lava muy bien las espinacas con abundante agua, porque habitualmente suelen tener mucha tierra tanto en el tallo como en las hojas. Luego, corta los primeros y separa las hojas. Mientras se escurren, pela y pica bien fina la otra cebolla y dos de los ajos. Calienta una cazuela con unas tres cucharadas de aceite. Fríe en ella la rebanada de pan seco y el último diente de ajo entero, vigilando que no se queme. Retira del fuego el pan y el ajo y resérvalos. Después, echa la cebolla y los ajos que tienes picados y sofríe todo junto durante unos 5 minutos más o menos. Enseguida, incorpora el pimentón dulce y remueve solo unos segundos para evitar que se queme. Posteriormente, cúbrelo todo con un litro de agua. Incorpora las espinacas, tapa la cazuela y cuécelo todo a fuego lento durante unos 10 minutos, más o menos. Echa los garbanzos cocidos y el bacalao desalado, que antes habrás cortado en dados, y deja que se cueza todo junto entre unos 8 y 10 minutos aproximadamente, siempre a fuego lento. Mientras tanto, haz una picada con el pan y el ajo que has freído y agrégala al potaje al mismo tiempo que echas los huevos duros cortados a cuartos. Cuécelo todo durante un par de minutos y apaga el fuego. Sirve el plato bien caliente. Consejos para tu potaje de vigilia Si quieres ahorrar un poco de tiempo, puedes utilizar garbanzos previamente cocidos. Eso sí, limpia bajo el chorro del grifo bien si los compras de bote y escúrrelos antes de incorporarlos. Elige un buen pimentón de la Vera para echarle, mejor que no sea picante para este plato.