Los postres tradicionales siempre se versionan de mil maneras diferentes, y la famosísima tarta Sacher no iba a ser menos. Esta tarta, de origen vienés, consiste en un esponjoso bizcocho de chocolate , relleno de mermelada de albaricoque y cubierto con un glaseado de chocolate, todo un placer para el paladar. Nuestra propuesta es esta versión en formato individual que seguro te hará triunfar. Se prepara el bizcocho en forma de plancha, y como relleno una suave mousse de chocolate y una capa hecha a base de mermelada de fresas . Tanto a la mousse como a la capa de mermelada, se le añade gelatina neutra para que la tarta tenga más cuerpo y aguante la forma. Recuerda hidratar la gelatina en agua fría y añadirla a la preparación bien escurrida. Si prefieres la versión tradicional, hecha un vistazo a nuestra receta de tarta Sacher al estilo clásico . Pero seguro que estas otras propuestas te van a encantar, la tarta Sacher con pistachos y frambuesas o las mini tartas Sacher . Separa las yemas de las claras. Reserva 3 yemas y 4 claras. Bate el azúcar glas con la mantequilla hasta lograr una crema homogénea. Añade las 3 yemas, de 1 en 1 y sin dejar de mezclar. Funde el chocolate y añádelo poco a poco a la mezcla. Monta las 4 claras con el azúcar granulado hasta que forme picos suaves y añádelas a la masa, con movimientos envolventes, para no perder aire. Extiende una capa de masa de 1 cm de grosor sobre papel sulfurizado. Hornéala 15 minutos a 170°. Pon las hojas de gelatina en remojo. Separa las yemas de las claras. Mezcla las yemas con el azúcar y la leche y llévalas al fuego, en una cazuela. Caliéntalas hasta que lleguen a los 82°, sin dejar de remover. Aparta las yemas del fuego, añade las hojas de gelatina escurridas y mezcla. Funde el chocolate y añádelo a la crema anterior. Déjala templar. Monta la nata a punto de nieve con varillas eléctricas y añádela también, con movimientos envolventes. Reserva la mousse. Pon las hojas de gelatina en remojo. Calienta la mermelada en un cazo, a fuego lento, hasta que se vuelva líquida. Añade la gelatina escurrida y mezcla. Cuela, deja templar hasta los 35° más o menos y reserva. Pon la gelatina en remojo. Calienta el agua, la nata y el azúcar a 40°. Añade el cacao en polvo y cuece hasta llegar a 103° (debes usar termómetro de cocina). Aparta del fuego y añade la gelatina escurrida. Emulsiona bien con la batidora y cuela. Espera a que baje a 35° para usar el glaseado. Utiliza un marco cuadrado de 16 cm de lado y 4,5 cm de alto. Corta la plancha de bizcocho de chocolate en 2 trozos del mismo tamaño que el molde. Vierte sobre el bizcocho una capa de 0,5 cm de grosor de mousse de chocolate y deja cuajar en la nevera. Añade una capa de fresa, un poco más finita que la de mousse, y deja cuajar en frío. Cuando la mermelada haya cuajado, cubre con otra capa de bizcocho y sobre ella, vierte otra capa de mousse de chocolate. Deja cuajar de nuevo en la nevera. Cuando la mousse haya cuajado, cúbrela con el glaseado de chocolate y reserva en la nevera. Espera a que cuaje para desmoldar. Retira el molde, corta los laterales de la tarta para que queden bien acabados y córtala en porciones cuadradas. Lava y seca las frambuesas y la menta, sécalas y decora con ellas la tarta. Sírvela fría. Prepara tu propia mermelada de fresas Lava 500 g de fresas y retira la parte verde. Trocéalas y ponlas en un cazo junto con 200 g de azúcar y una cucharada de zumo de limón. Cuece a fuego bajo durante 25 minutos removiendo de vez en cuando. Tritura si quieres una textura más fina y ya la tienes lista.