Martín Berasategui y su helado de té: “Los helados son una parte de mi vida que intento moldear de la mejor manera posible”

El chef más laureado de España, con 1 estrellas michelin, convierte la heladería en una disciplina creativa al servicio de la alta cocina

Martín Berasategui
martinberasategui.com

Hablar de Martín Berasategui es hablar de obsesión por la excelencia. Una obsesión que, lejos de limitarse a la cocina salada o a los grandes platos con nombre propio, se extiende hasta los rincones más inesperados del menú, como el helado. Para el chef vasco, que acumula más estrellas Michelin que nadie en España, la heladería no es una rama secundaria de la pastelería, sino un arte mayor que forma parte inseparable de su forma de entender la cocina.

Los helados son una parte de mi vida que intento moldear de la mejor manera posible”, afirma Berasategui en 'Siete Caníbales'. Y lo dice con la misma intensidad con la que habla de su tierra, su equipo o de la importancia de cuidar cada ingrediente. Para él, no hay diferencia entre un rodaballo a la sartén y un helado de hinojo ecológico con cinco matices distintos, ambos merecen el mismo respeto, la misma técnica y la misma pasión.

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Helados con alma de plato principal

Martín no es un chef que se conforme con hacer las cosas bien. “Con 17 ya me puse una cama debajo de la escalera que accedía al Bodegón, y un amigo de mi difunto padre me recogía el día de fiesta y me llevaba a aprender pastelería”, recuerda. Fue en aquella época donde comenzó a comprender la precisión casi científica que exige la repostería y, por extensión, el mundo del helado.

“Me di cuenta del rigor que requieren los gramajes para conseguir resultados. Creo que fui el primer cocinero que llevó eso a la cocina”, explica. Esa disciplina, esa exactitud que aprendió batiendo cremas y pesando azúcares, la aplicó después a cada detalle de su cocina creativa. También al helado, donde cada gramo, cada grado y cada segundo marcan la diferencia entre un postre bueno y uno inolvidable.

La propuesta que hoy comparte Berasategui a través de 'Hogarmanía' es un helado tan técnico como evocador: helado de té, con una elaboración que roza lo alquímico y que demuestra hasta qué punto el chef lleva esta rama de la cocina a otro nivel.

Helado de té
Cocina Fácil
Helado de té con alma vasca
Para 4 personas
Ingredientes
  • 220 gramos de leche entera
  • 10 gramos de té (Earl Grey, verde jazmín o similar)
  • 400 gramos de leche entera
  • 200 gramos de nata para montar
  • 150 gramos de azúcar
  • 40 gramos de leche en polvo
  • 40 gramos de glucosa líquida
  • 6 yemas de huevo
Paso a paso
  1. Infusiona el té en la leche caliente

    Vierte los 220 gramos de leche en un cazo y llévala a ebullición. Tan pronto como rompa el hervor, retira del fuego y añade el té. Cubre con papel film y deja infusionar durante 5 minutos. Pasado ese tiempo, cuela la mezcla con un colador fino presionando bien para extraer todo el sabor. Reserva esta infusión.

  2. Calienta el resto de lácteos con los ingredientes secos

    En otro cazo, mezcla los 400 gramos de leche restante con la nata, la mitad del azúcar, la leche en polvo y la glucosa. Lleva esta mezcla a ebullición removiendo para que todo se disuelva y se integre bien. No la dejes hervir demasiado tiempo, solo hasta que llegue al punto de ebullición.

  3. Blanquea las yemas con el azúcar

    En un bol, bate las yemas con la otra mitad del azúcar hasta obtener una mezcla blanquecina y ligeramente espumosa. Esto aportará suavidad y cuerpo a la base del helado.

  4. Crea la base del helado y cocina como una crema inglesa

    En una cazuela grande, junta la mezcla de yemas con la infusión de té y la preparación de leche y nata ya hervida. Calienta a fuego medio removiendo constantemente con una espátula o varilla. La mezcla debe alcanzar los 85 °C, igual que una crema inglesa. No dejes que hierva ni que se corte; es importante vigilar la temperatura.

  5. Enfría la mezcla rápidamente

    Cuando la crema haya alcanzado los 85 °C, colócala en un bol grande que esté sobre un baño maría invertido (agua con hielo) para enfriar la preparación lo más rápido posible. Esto evita el desarrollo de bacterias y conserva mejor los sabores.

  6. Congela y tritura antes de servir

    Congela la mezcla durante al menos 12 horas. Antes de servir, tritura el helado hasta obtener una textura cremosa. Sirve inmediatamente o guarda de nuevo en el congelador hasta el momento de consumir.

El helado como laboratorio de ideas

Lejos de considerarlo una parte final del menú, Martín trata el helado como un terreno fértil para la creatividad. “Si puedo hacerte un helado salado de hinojo ecológico, te voy a dar toda la excelencia que puedo dar a un cliente a través de un helado”, afirma con convicción. Y lo dice desde la experiencia de quien ha trabajado más de tres décadas perfeccionando su técnica, afinando sabores, explorando nuevas texturas.

Para Berasategui, el helado puede ser salado, dulce, ácido, especiado… y no tiene por qué aparecer únicamente como postre. En su menú puede formar parte de platos principales, funcionar como transición entre servicios, o incluso convertirse en un protagonista inesperado.

“En este oficio somos unos chiflados, no tengo ningún problema en estar hasta las tres de la mañana rompiéndome la cabeza en el banco de pruebas”, confiesa. Y, lejos de quejarse, sonríe: “Mi mujer dice que estoy loco y es verdad, una locura maravillosa”.

Para Martín Berasategui, un buen helado es una chispa. “Provocar chispazos es emocionante”, dice. Y eso es precisamente lo que busca: emocionarte con una cucharada. Ya sea con una bola de helado de té servida sobre una crema ligera, o con un sorbete salado que actúe como puente entre el pescado y la carne, cada textura helada que sale de su cocina lleva su firma, su técnica y su alma.

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