Dejar los garbanzos en remojo durante la noche anterior. Luego, lavarlos bien y disponerlos en una olla con agua y una hoja de laurel. Cocerlos a fuego suave durante 1 hora, intentando no cortar el hervor durante toda la cocción. Cuando estén en su punto, retirar del fuego y dejar enfriar. Cortar el queso feta en daditos. Lavar los tomatitos cherry y cortarlos en cuartos. Pelar la cebolla morada y picarla finamente. Lavar el limón, secarlo con papel absorbente de cocina y rallar la parte amarilla de la piel con un rallador de agujeros pequeños. Después, cortarlo por la mitad y exprimir para extraer su zumo. Lavar el perejil, secarlo bien y picarlo muy menudo. Calentar el azúcar con dos cucharadas de agua y la ralladura de limón. Retirar del fuego y añadir dos cucharadas de zumo de limón, el aceite, el orégano y dos cucharadas de perejil picado. Salpimentar. Escurrir los garbanzos y mezclar con los tomates cherry, el queso feta, la cebolla morada y la vinagreta. Servir bien frío.