Si hay una receta que despierta unanimidad en las casas de este país, es la croqueta . Crujiente por fuera, cremosa por dentro, y con ese sabor que te recuerda a lo mejor de la cocina casera . Hoy te traigo unas croquetas de pollo que no fallan nunca. Las de toda la vida. Las que hacen que se escuche el famoso “¿quedan más?” antes de que termine la primera bandeja. Confieso que, en mi casa, las croquetas eran un pequeño acontecimiento. No se hacían cada semana, pero cuando aparecían sobre la mesa era como si llegara una visita esperada, sabías que lo ibas a disfrutar. Y aunque hoy tengamos prisa, hornos con vapor y robots que amasan por nosotros, estas croquetas siguen saliendo mejor cuando se hacen con mimo , cuchara en mano y un poquito de paciencia. La receta que te propongo es la más clásica, croquetas de pollo con una bechamel cremosa y bien ligada, como debe ser. No llevan ingredientes raros ni atajos , solo buena mantequilla, un rehogado con calma, leche entera y pollo bien picado. Vamos, lo justo para que salgan perfectas. Y si tienes sobras de pollo del cocido, aún mejor. Aquí no se tira nada. Una receta que no pasa de moda Estas croquetas de pollo s on tan versátiles como deliciosas . Puedes servirlas como aperitivo, acompañarlas de una buena ensalada para una cena ligera o ponerlas como plato principal con un poco de puré o arroz. Y si te sobran, cosa rara, se congelan de maravilla una vez empanadas. Solo tendrás que freírlas directamente desde el congelador, sin descongelar. Y no nos olvidemos de que esta receta es perfecta para aprovechar . Si tienes pollo cocido de una receta anterior o de un caldo, no lo dudes: desmenúzalo y sigue esta receta. El sabor será aún más intenso y, además, estarás cocinando con cabeza, algo que siempre sabe mejor. ¿Te animas a prepararlas? Las croquetas de pollo tienen ese punto de magia que solo tienen los platos que se hacen con paciencia. Puede que no sea la receta más rápida, pero sí una de las más agradecidas. El momento de dar forma a las croquetas, ese rato en la cocina con las manos en la masa, tiene algo de terapéutico. Y el primer bocado, crujiente por fuera y suave por dentro , te recompensa por completo. Así que ya sabes, si este fin de semana tienes un poco de tiempo, guarda esta receta y ponte manos a la obra. Te aseguro que no vas a echar de menos las congeladas del súper. Estas croquetas tienen sabor a casa, a comida bien hecha y a esos momentos en los que la cocina se convierte en el mejor lugar del mundo. ¿A qué esperas para hacerlas?