Que levante la mano quien no haya sudado ya más de la cuenta este verano. Y es que cuando el termómetro se dispara, no hay cuerpo que aguante los guisos de cuchara , ni horno, ni mucho menos sopas calientes . ¿La solución? Tirar de tradición, de ingredientes de la tierra y de recetas tan refrescantes como esta: ajoblanco antiox, una versión vegana, suave y más ligera que la clásica, pero con todo el sabor de siempre. Esta receta es una joyita. Primero, porque es facilísima. Segundo, porque no necesita cocción. Y tercero, porque te deja con esa sensación de frescor en la boca que solo se consigue con platos bien pensados. El ajoblanco, para quien no lo conozca, es una sopa fría andaluza elaborada con almendras, ajo, aceite y vinagre . Una especie de “gazpacho blanco” que os garantizo está delicioso. Solo necesitas una batidora y productos frescos Te aviso desde ya, no hace falta ser ningún experto en cocina para que este ajoblanco antiox te salga perfecto. Lo único importante es tener una buena batidora (tipo americana o de vaso), unas almendras de calidad (mejor si son marcona) y acordarte de ponerlas a remojo la noche anterior. A partir de ahí, todo va rodado. Los ingredientes, además, no pueden ser más fáciles de encontrar: un puñado de almendras peladas, un par de dientes de ajo (sin germen, que ya te explico el porqué), vinagre de manzana, buen aceite de oliva virgen extra y fruta fresca para acompañar. Nada de complicaciones. Esta receta es de esas que se hacen en quince minutos y te salvan un almuerzo en plena ola de calor. ¿Por qué a mí me encanta esta receta? No sé tú, pero yo tengo varias recetas que repito sin pensar cuando empieza a apretar el calor, y esta es una de ellas. ¿Por qué? Porque es rápida, rica y siempre sienta bien . Pero además, esta versión tiene un punto aún mejor: es mucho más ligera que la tradicional, y al llevar solo ingredientes naturales, no te deja esa sensación de pesadez. Lo que se dice un entrante redondo. A mí me gusta especialmente por el contraste de sabores. El punto suave y cremoso del ajoblanco con el dulzor de la uva y la acidez de la manzana es una pasada. Y luego está el tema de las almendras, que no solo dan sabor, sino que son ricas en calcio, proteínas vegetales y grasas buenas. Vamos, que es una receta tan buena para el paladar como para el cuerpo. Una receta que refresca, alimenta y conquista En resumen, este ajoblanco antiox es una receta para guardar, repetir y recomendar. Porque tiene l o mejor de las sopas frías tradicionales, pero con un toque actual, saludable y facilísimo . No necesitas encender el fuego, no te hace sudar en la cocina y te da un entrante fresquito, elegante y lleno de propiedades. Así que si quieres variar del gazpacho, si te apetece probar algo diferente este verano o si simplemente quieres lucirte con algo original pero sencillo, este ajoblanco es tu receta. Dale una oportunidad y ya verás cómo acaba siendo un imprescindible en tus menús veraniegos.