Me encantan las empanadillas caseras descubrir un relleno jugoso, sabroso y con ese punto de sabor que solo da el sofrito hecho con calma es un auténtico placer. Las empanadillas son una de esas recetas que muchos tenemos grabadas en la memoria. ¿Quién no se ha quemado alguna vez los dedos por no esperar a que se enfríen? ¡Y qué gusto da cuando aún están calentitas y crujen al primer bocado! En casa, estas empanadillas eran la solución mágica para los días de nevera medio vacía , una lata de atún, unas verduras del fondo del cajón y un paquete de obleas que nunca faltaba. Lo que entonces era improvisación hoy lo reivindico como cocina de aprovechamiento con todas las letras. Y con un resultado que no tiene nada que envidiar a los entrantes más sofisticados. La clave está en el pisto , un guiso humilde, pero lleno de sabor si se hace con cariño y se le da su tiempo. Aquí lo mezclamos con atún en conserva para darle ese toque sabroso que convierte las empanadillas en un bocado especial. Y si encima las horneas en lugar de freírlas, te marcas un capricho ligero que gusta a todo el mundo. Un bocado que nunca falla Estas empanadillas se pueden dejar preparadas con antelación , congelarlas ya montadas antes de cocinarlas, y luego simplemente freírlas o meterlas al horno cuando te convenga. Son perfectas para una merienda improvisada, para llevar al campo o para un picoteo informal con amigos. Con una buena ensalada al lado, se convierten en un plato único más que digno. Una idea que me gusta mucho es hacerlas más pequeñas, tipo empanadillas mini, para servir como aperitivo. También puedes cambiar el relleno según lo que tengas, añadir huevo duro picado, usar atún en escabeche para más sabor o incluso sustituir parte del atún por garbanzos machacados para una versión vegetariana. ¡Admiten de todo! Te animas a prepararlas en casa Las empanadillas de atún y pisto son una receta sencilla, resultona y que conquista a mayores y pequeños . Además, te aseguras de comer verdura sin darte cuenta, y puedes hacerlas al horno sin sacrificar sabor. Un clásico con el que siempre quedas bien. Así que ya sabes, si tienes unas obleas en la nevera y unas cuantas verduras rondando por ahí, esta es tu receta. Pruébalas una vez y seguro que repites. Están tan buenas que vuelan del plato. Y lo mejor es que puedes hacerlas a tu manera, con lo que tengas a mano . ¿Listo para ponerte el delantal?