Hay recetas que entran por los ojos antes incluso de llegar al probarlas, y esta es una de ellas. Las brochetas de pollo no solo tienen un sabor que engancha, sino que además se presentan sobre una base de zanahoria aliñada que les da un punto fresco, colorido y sobre todo muy original . En casa, las preparé un día para una cena rápida y por supuesto me pidieron que las repitiera. ¡Fueron un verdadero éxito! La clave está en el marinado . La mostaza, mezclada con ajo, le aporta al pollo un sabor intenso y ligeramente picante que contrasta de maravilla con el toque de sésamo, os aseguro que le da ese punto tostado y exótico que convierte algo sencillo en algo especial. No necesitas más que unas buenas pechugas de pollo y diez minutos de paciencia para sacar un plato de restaurante con estrella Michelín. Lo que más me gusta de esta receta es que sirve casi para todo , como entrante informal , o incluso como plato principal acompañado de una ensalada o algo ligero. Y si tienes niños en casa, puedes convertirlo en un plan divertido, que te ayuden a empanar las tiras de pollo o a montar las brochetas. Se lo pasarán súper bien y seguro que empiezan a interesarse por la cocina. Un bocado para sorprender sin complicaciones Esta receta es una forma estupenda de convertir unas simples pechugas de pollo en un bocado apetecible , diferente y con un toque exótico que le va a las mil maravillas. Además, el hecho de que se presente en brocheta lo convierte en una receta perfecta para fiestas, cenas informales o incluso para llevar al campo o la playa si las haces con antelación y las dejas en frío. Puedes preparar la base de zanahoria con antelación , guardar las brochetas ya rebozadas en la nevera y freírlas justo antes de servir: crujientes aseguradas. Con esta receta todo son ventajas. Si estás buscando una forma de salir de la rutina con ingredientes que seguro ya tienes en casa, estas brochetas de pollo son una opción infalible. Fáciles, vistosas y deliciosas . ¿Te animas a probarlas? Ten por seguro que no te arrepentirás.