Hay postres que no necesitan presentación. Basta con verlos para saber que se van a quedar grabados en la memoria. Eso es justo lo que ocurre con este biscuit de fresones servido con salsa de chocolate caliente al lado, una delicia suave y esponjosa, con ese punto de acidez fresca de la fruta , y rematada con el clásico que nunca falla: chocolate negro fundido . Yo lo preparé por primera aprovechando que los fresones estaban en temporada. Tenía invitados en casa y, como casi siempre, me tocaba pensar en un postre que no fuera demasiado empalagoso, que pudiera dejar listo con antelación y que, al servirlo, hiciera ese pequeño efecto “wow” que nos gusta tanto. Y este lo tiene todo. Ligero, bonito y con un sabor que no empalaga pero sí conquista. ¿La clave? El fantástico contraste entre el frío del biscuit y el calor del chocolate. Además, aunque tiene ese aire de postre de restaurante con estrella michelín, no es complicado de hacer. Solo hay que organizarse bien y tener un molde bonito a mano. El resto del trabajo lo hace el congelador. Este postre es perfecto para preparar el día antes. Puedes tenerlo congelado en el molde y desmoldarlo justo antes de servir. El biscuit aguanta perfectamente sin cristalizar , siempre que lo saques unos minutos antes de presentarlo. El chocolate, eso sí, mejor fundirlo en el momento, para que mantenga su textura fluida y ese calorcito tan tentador. Lo bueno de esta receta es que parece mucho más complicada de lo que realmente es . El montaje se hace en frío, no necesitas horno ni ingredientes raros, y el resultado es de auténtico lujo. Además, puedes versionarla fácilmente, por ejemplo con frambuesas, con mango o con un toque de licor si no hay niños… Lo importante es jugar con la fruta y la nata, y acompañarlo siempre de una buena salsa que le dé el contraste. Si estás buscando ese postre especial que no sea ni demasiado pesado ni demasiado clásico, este biscuit de fresones con chocolate caliente es una opción fabulosa. Tiene presencia, sabor y una textura que se funde en la boca. Y lo mejor, se prepara con tiempo, sin agobios, y siempre queda bien . Un auténtico as bajo la manga para cenas, celebraciones o simplemente para darte un capricho.