La tarta de queso o pastel de queso es un postre tan antiguo que se cree que ya se preparaba en la antigua Grecia. En el siglo XIX apareció en Nueva York el queso crema, muy versátil y con el que podían preparar tartas de queso horneadas con una base de galleta que no tardaron en popularizarse . Unas décadas después, las cafeterías y restaurantes empezaron a comercializarlas y a competir por tener la mejor receta de la ciudad. Tradición que llega hasta hoy en día ya que nadie puede irse de la gran manzana sin haber pedido al menos una porción de este delicioso pastel. Tradicionalmente la tarta se cubre con una capa de mermelada de fresa, frambuesa o arándanos y se decora también con frutos rojos. Aunque podemos prepararla con otro tipo de mermelada y fruta, lo cierto es que el toque ácido de los frutos rojos y el dulzor de la tarta de queso forman un conjunto perfecto difícil de superar. ¿Quieres probar otras variantes de la tarta de queso? No te pierdas la altísima tarta de queso japonesa con frambuesas , la tarta de queso Idiazábal o el Flaó , la típica de Ibiza y Formentera. Tritura las galletas con la batidora, triturador o robot de cocina. Si no tienes puedes ponerlas en una bolsa para congelados y aplastarlas con un rodillo. Derrite la mantequilla en el microondas, unos segundos y mezcla bien una vez derretida con las galletas trituradas, hasta formar una pasta. Pasa la mezcla a un molde redondo y desmontable de 18 cm. Reparte para que quede uniforme y presiona con las manos o una cuchara para que quede compacta y formar la base. Reserva 30 minutos en el frigorífico. Precalienta el horno a 180º con calor arriba y abajo. Mezcla con varillas eléctricas el queso con el azúcar hasta conseguir una crema. Sin dejar de batir añade los huevos de uno en uno hasta integrarlos. Añade también la vainilla y bate hasta que se disuelva. Vierte la mezcla en el molde y repártela bien para que quede igualada. Hornea 45 minutos. Los últimos 10 minutos vigila que la parte de arriba no se queme. Si ves que empieza a dorarse demasiado cúbrela con un papel vegetal o de aluminio. Saca la tarta del horno. Déjala templar a temperatura ambiente sobre una rejilla y después deja que se enfríe al menos 3-4 horas en el frigorífico. Mucho mejor si la dejas toda la noche. Después del reposo desmolda con cuidado. Cubre la superficie de la tarta con una capa de mermelada. Decora a tu gusto con la mezcla de frutos rojos. Sirve la tarta fría o, si lo prefieres, deja que se atempere un ratito. Consejos para una New York Cheesecake perfecta: Si tu molde no es de silicona, forra el fondo con papel vegetal y engrasa las paredes con mantequilla para que te resulte más fácil desmoldar. Calienta 30 segundos la mermelada en el microondas para que se haga más líquida y te resulte más fácil extenderla sobre la tarta. Si prefieres puedes usar frutos rojos congelados, con muy buen resultado. Y si los usas frescos, puedes congelar los que te sobren para utilizar en otra ocasión. Y si en casa hay algún celíaco, puedes hacer la tarta sin la base de galletas. Porque la capa de queso no lleva harina, y por tanto no tiene gluten.