Si hay un plato tradicional que gusta a prácticamente todo el mundo, en especial a los más pequeños, ese es sin duda las albóndigas . Tiernas y jugosas, llenas de sabor y con una salsita que se presta a mojar pan , son un plato perfecto para el día a día. Si las acompañas de una ensalada o unas verduras tendrás fantástico menú completo para tu familia. ¿Se puede pedir más? Prepararlas te resultará más sencillo de lo que crees, mezclar la carne picada con el ajo y el perejil, con la miga de pan remojada en leche que le da jugosidad y con el huevo. El siguiente paso es enharinar y freír, procura que el aceite esté bien caliente, pero sin humear, para que queden doraditas por fuera y jugosas por dentro. Prepara la salsa a base de cebolla, ajo y caldo donde acabaremos la cocción de las albóndigas y ya las tienes listas. ¿Fácil verdad? Seguro que te apetece probar otras recetas de albóndigas igual de deliciosas. No te pierdas estas albóndigas de pollo con salsa de piquillos y tomate , estas albóndigas con mozzarella o estas albóndigas de merluza . Empieza preparando las albóndigas. Empapa la miga de pan en la leche. Pica los ajos y el perejil en trocitos pequeños. En un bol grande pon los dos tipos de carne. Añade sal y pimienta al gusto. Añade al bol el ajo y perejil picado, la miga de pan bien escurrida, el comino y el huevo. Mezcla muy bien con las manos limpias para que se mezclen todos los sabores y forma bolas de tamaño mediano. Déjalas sobre una bandeja o plato grande. Reboza cada albóndiga con harina. Dale unos golpecitos para quitar el exceso de harina. Hazlas una a una hsta tenerlas todas rebozadas y déjalas separadas en la bandeja. Echa abundante aceite en una sartén y cuando esté caliente fríe las albóndigas por tandas. No pongas muchas a la vez para que el aceite no pierda temperatura. Ve moviendo las albóndigas para que tengan un dorado uniforme y retíralas del fuego. No estarán hechas del todo por dentro, pero se acabarán de cocinar después con la salsa. Déjalas sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite y reserva. Para empezar a preparar la salsa, pica el ajo y la cebolla. No es necesario picar en trozos muy pequeños porque trituraremos la salsa después. Sofríe la cebolla 5 minutos, remueve de vez en cuando para que no se queme. Añade el ajo y sofríe 8 minutos más o hasta que veas que la cebolla transparenta. Incorpora el vino a la sartén. Mezcla ligeramente y deja que hierva para que se evapore. Echa el caldo y reserva un poco. Disuelve la maicena en ese caldo reservado y añádelo a la sartén con el resto del caldo. Mezcla y cocina durante 15 minutos. La maicena hará que el caldo espese un poco. Tritúralo todo en una batidora o robot de cocina y vuelve a poner la salsa en la sartén. Pon las albóndigas en la salsa y cocina 10 minutos más para que acaben de hacerse por dentro. Sirve el plato caliente. Trucos para que tus albóndigas queden perfectas Procura que la carne no esté excesivamente picada, una pasada es suficiente, de lo contrario pueden quedar más secas. Mójate las manos a la hora de formar las albóndigas, de esta manera no se te engancharán tanto y podrás darles bien la forma. Si las pesas, te quedarán todas iguales. Elimina bien el exceso de harina y fríe solo el tiempo necesario para que doren, recuerda que la cocción se acaba en la salsa.