En 2019 Lara Guerrero celebró el cumpleaños de su pareja, Carlos, y pidió ayuda a su madre para preparar las tartas, que dejaron asombrados a todos los invitados. "Entonces pensé: "Ostras, ¿Y por qué no montamos una empresa de tartas caseras?". Me daba la sensación de que cada vez quedaban menos tartas hechas con ese amor de casa", nos cuenta la fundadora y CEO de Pepina Pastel sobre el origen de la "revolución Pepina", como ellas la llaman.
Seis años más tarde y tras consolidarse como una de las marcas más originales del sector de la repostería, Pepina Pastel ha abierto sus puertas en el mercado de San Antón de Madrid, en pleno centro de Chueca. Un pequeño stand de 7 metros cuadrados en una de las zonas más concurridas de la capital, en la que venderán 100 productos de la marca al día, con un horario interrumpido de 11 a 21 horas.

Lara Guerrero es la fundadora y CEO de Pepina Pastel.
@pepinapastel
Comienzan así una nueva etapa, en la que se expanden fuera de su Valencia natal y en la que esperan seguir trabajando con la misma ilusión y felicidad con la que lo llevan haciendo todos estos años. "Me encantaría que la marca estuviera presente en muchas partes de España, que hubiese una "Pepina" en cada ciudad. Pero, sobre todo, que no perdamos nunca la motivación y las ganas de seguir creando", nos cuenta. Lara Guerrero nos desvela todos los detalles de Pepina Pastel.
¿Por qué Pepina Pastel?
El nombre de Pepina viene por mi madre, Pepi. En casa siempre le hemos dicho "Pepina" como forma cariñosa, y al final nos pareció un nombre muy gracioso. A mi madre no le gustaba nada, pero yo confiaba en él. Ahora se ha quedado como el nombre de la marca y nos encanta, tiene mucha personalidad.
¿Cuál es el producto estrella de Pepina Pastel? ¿Y el más arriesgado?
El producto estrella a día de hoy es nuestra tarta de horchata y fartons. Como nos gusta tanto arriesgar, en Navidad lanzamos turrones superinnovadores (entre ellos uno de Doritos, que pude probar y estaba espectacular), intentando sorprender mucho a nuestros clientes. La gente los adora. Hemos sacado también una tarta de chocolate con churros y una de torrijas, que han sido un éxito total. Siempre buscamos lanzar productos distintos y al final ese punto de innovación es lo que la gente más valora.
¿Tenéis especial cariño a alguno de vuestros postres?
Sí, les cogemos muchísimo cariño a cada uno, porque detrás de cada postre hay una historia y un proceso muy personal. Escuchamos mucho al cliente, entendemos lo que le apetece probar y, desde ahí, creamos. Podríamos decir que el cliente es quien más nos inspira. Todo lo que hemos lanzado hasta ahora ha funcionado muy bien, y eso nos llena de alegría.

En Pepina Pastel se inspiran en sus clientes a la hora de lanzar cada nuevo producto.
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¿En qué os inspiráis a la hora de lanzar un nuevo producto? ¿Qué esperáis que sienta el consumidor al probarlo?
La inspiración viene sobre todo del cliente. Escuchamos con atención lo que nos piden, lo que quieren experimentar, y tratamos de darles justo eso: algo distinto, innovador, hecho con amor. Siempre desarrollamos productos que mantengan la esencia de Pepina: tartas caseras artesanales hechas con el amor de una madre. Eso nunca lo olvidamos. Queremos que quien pruebe nuestros dulces sienta eso, que detrás hay cariño, mimo, calidad y mucha dedicación.
Además de la originalidad de vuestros productos, ¿Qué rasgos diríais que os diferencian de la competencia?
Lo que más nos define es que nuestras tartas son caseras de verdad, con una elaboración artesanal y mucho amor detrás. No se trata solo de vender, sino de emocionar, de ofrecer algo con alma. Buscamos siempre que el cliente reciba ese cariño, como si se lo hubiera preparado su propia madre.
¿Cuáles son vuestros valores, lema y objetivos como marca?
Nuestros valores giran en torno al amor, la autenticidad y la creatividad. Queremos mantener siempre la calidad, seguir innovando y, sobre todo, no perder nunca la esencia de Pepina. Nuestro objetivo es seguir creciendo, pero sin dejar de disfrutar ni un solo paso del camino.
¿Por qué habéis decidido abrir punto físico en Madrid y por qué en el Mercado de San Antón?
Fue algo muy espontáneo. Iba paseando por el barrio de Chueca, sin intención de abrir tienda, y de repente vi un puestecito en el Mercado de San Antón. Dije: "¡Guau! Aquí tiene que estar Pepina Pastel". Me encanta Chueca: es un barrio divertido, folclórico, lleno de vida, y sentí que era el sitio perfecto. Empecé a mover hilos para contactar con el mercado, que no fue fácil. Al principio me ofrecieron otro puesto, que acepté porque sí o sí quería estar ahí. Y justo después de firmar el contrato, me llamaron para decirme que el puesto que yo quería se había liberado y que podía ser para Pepina si esperábamos a abril. Así que lo tuvimos clarísimo: nos lanzamos y abrimos en nuestro "cornercito" soñado en el Mercado de San Antón.

En Pepina Pastel elaboran cada producto de forma artesana, con amor y mucha ilusión. Esas son las claves de su éxito.
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¿Os esperabais este éxito cuando arrancó Pepina Pastel?
La verdad es que no lo sentimos como éxito. Lo vivimos con mucha ilusión, pero desde la humildad. Nos encanta lo que hacemos, y sentimos que el cliente lo percibe así también, que hay una conexión muy bonita. A veces, mi madre y yo nos paramos a pensar y decimos: "Madre mía, lo que empezó como una idea en casa, en lo que se ha convertido". Pero no nos obsesiona el éxito, preferimos fluir, disfrutar cada paso y dejarnos llevar.
Por último, ¿Cómo definiríais la marca en 3 palabras?
La bomba máxima. Porque al final lo que más nos gusta es ver cómo la gente disfruta con lo que ofrecemos. Si alguien prueba una tarta de Pepina y dice: "Esto es una bomba", sentimos que hemos cumplido. Para nosotros, eso lo es todo.