Mejillones con salsa de azafrán y vino blanco

Los mejillones son un exquisito manjar de por sí, pero cocidos en una delicada salsa de tomate, azafrán, estragón y vino blanco son directamente celestiales

MEJILLONES CON SALSA DE AZAFRÁN Y VINO BLANCO.
Laia Piñol
Laia Piñol

Coordinadora web de Cocina Fácil

4 personas
30 min
250 Cal

4

(9 votos)

Dieta:

Baja en calorías

Mediterránea

Temporada:

Todo el año

Técnica:

Rehogado

Tipo Plato:

Aperitivos y tapas

Primeros platos y entrantes

Segundos platos y platos principales

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Sin gluten
Sin lactosa

Esta receta es pura magia. Por un lado, los aromas de mar de los mejillones se funden con el dulzor frutal del azafrán y del vino blanco. Por el otro, la salinidad del marisco armoniza a la perfección con el sutil amargor de las hebras y la frescura del estragón. Además, se elabora en tan solo media hora y en pocos pasos.  

El azafrán da un color inconfundible y muy apetitoso a cualquier plato, de ahí que sea una de las especias más valoradas en la gastronomía. Sin embargo, hay que usarlo siempre en pequeñas cantidades porque su sabor es muy intenso. Si lo compras en hebras, tuéstalas ligeramente en una sartén sin aceite. En caso de no tener tiempo, úsalas sin tostar, pero machácalas un poco en el mortero para aprovechar todo su potencial. 

Si el marisco especiado es tu debilidad, prueba los mejillones con salsa de pimentón, las crepes rellenas de gambas y mejillones al azafrán y los mejillones con espuma de tomate. No te decepcionarán. 

Ingredientes paraMejillones con salsa de azafrán y vino blanco

  • 800 gramos de Mejillones
  • 2 Cebollas
  • 1 Diente De Ajo
  • 1 Tomate Pera
  • 1 tacita de Vino Blanco
  • 200 mililitros de Caldo De Pescado
  • 2 cucharadas de hojitas de estragón
  • 3 hebras de Azafrán
  • Sal
  • Aceite De Oliva

Cómo hacer mejillones con salsa de azafrán y vino blanco

1. Prepara los mejillones

Limpia las conchas de los mejillones con un cuchillo o estropajo de metal. Corta las barbas con unas tijeras. Desecha los mejillones abiertos o rotos. Pasa los limpios y cerrados por el grifo y reserva. 

2. Escalda el tomate

Lava el tomate. Con un cuchillo, haz un corte superficial en forma de cruz en su base. En un cazo, hierve agua con una pizca de sal y sumerge el tomate un minuto o hasta que se empiecen a levantar las pieles del corte de la cruz. Sácalo del cazo y enfríalo con agua del grifo. Retira la piel con los dedos y trocéalo. 

3. Haz el sofrito

Pela las cebollas y el ajo. Pica la primera y corta en láminas el segundo. En una cazuela, sofríe ambos en un fondo de aceite, hasta que la cebolla esté blandita. Añade el tomate y unas hebras de azafrán, y rehoga todo 2 minutos. 

4. Cuece los mejillones en la salsa

Agrega a la cazuela el vino, el caldo caliente y los mejillones, sazona y remueve. Tápala y cuece hasta que se abran todos los moluscos. Desecha lo que están cerrados. 

5. Últimos toques

Añade las hojitas de estragón lavadas, remueve todo y sirve los mejillones enseguida.

El truco

Si quieres un aroma más intenso a estragón, añade 2 ramitas al sofrito y retíralas a la hora de servirlo.

Variantes de los mejillones con salsa de azafrán y vino blanco:

  • A falta de estragón, puedes usar albahaca, mejorana o perejil. El sabor del plato cambiará sutilmente pero también estará delicioso.
  • Para intensificar el sabor de la salsa, añade un par de hojas de laurel a la cazuela.
  • Remata el plato con un chorrito de zumo de limón y una pizca de pimienta negra justo antes de servirlo.

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