Un plato de los que apetece, sorprende y conquista sin necesidad de ingredientes raros ni técnicas complicadas. Si estás buscando un primer plato para sorprender , una cena ligera o incluso un entrante de fin de semana, apunta bien esta receta porque es un comodín que nunca falla. Lo descubrí casi por casualidad, buscando algo resultón para una cena con amigos en la que la mitad eran vegetarianos y la otra mitad simplemente muy exigente. La solución apareció en forma de berenjena, pisto casero y esos pequeños y encantadores huevos de codorniz que elevan cualquier presentación con solo romper la cáscara. No solo quedó bonito —que también—, sino que fue uno de esos platos que, al terminar, todo el mundo quería repetir. Y lo mejor de todo, es una receta agradecida , de esas que puedes preparar con antelación, hornear en el último momento y tener lista sin estrés. ¿Qué más se puede pedir? Un plato que se adapta a ti Este plato es tan versátil que puedes adaptarlo a casi cualquier situación . Si quieres convertirlo en un plato más contundente, puedes servirlo sobre una base de couscous, quinoa o incluso una rebanada de pan tostado. También puedes preparar el pisto con antelación y tenerlo en la nevera para montar el plato en un momento cuando te venga bien. ¿No tienes huevos de codorniz? Puedes usar huevos de gallina pequeños y hacer una versión más rústica pero igual de sabrosa. Y si quieres que sea 100 % vegano, puedes prescindir del huevo y acompañar con unas hojas de albahaca fresca o unas lascas de almendra tostada para darle textura. Ideal para compartir... o no Una de las cosas que más me gusta de esta receta es que es muy lucida en cenas con amigos o reuniones familiares. Tiene ese aire de plato elaborado pero sin que te tengas que complicar mucho. Las berenjenas, una vez horneadas, aguantan bien la forma, y los huevos de codorniz encima hacen que cada porción parezca una pequeña obra de arte comestible. En casa, las solemos servir como entrante o como parte de un picoteo informal , acompañadas de una ensalada de rúcula o una tabla de quesos. Y siempre triunfan. Siempre. Incluso entre los más pequeños, que muchas veces desconfían de las verduras… hasta que ven el huevo encima y ya no hay vuelta atrás. Anímate a prepararlas. Estas berenjenas al horno están buenísimas, sino que son una forma estupenda de comer más verdura de manera creativa y sabrosa. Son ligeras, bonitas en el plato y tan fáciles de preparar que hasta los que no pisan la cocina se atreven con ellas. Así que ya sabes, si buscas una receta que entre por los ojos, sea saludable y esté para chuparse los dedos, guarda esta, porque repetirás. ¡Y tus invitados también!