Parte la fruta escarchada en trocitos de tamaño parecido y resérvalos. Bate los huevos con varillas manuales, añade 70 g de azúcar y la maicena y vuelve a batir hasta que se incorporen todos los ingredientes. Vierte entonces la leche en un hilo sin dejar de batir hasta que se integre totalmente. Cuece la preparación a fuego medio hasta que espese, removiendo de vez en cuando, y retira del fuego. Reparte la crema en cuencos o copas de postre, deja enfriar y espolvoréala con azúcar. Quémala con una plancha especial o un soplete de cocina y sírvela con los trocitos de fruta.