Martín Berasategui, sobre el pollo al horno con patatas: “Con este truco la grasa de las alas y de las patas va hacia el pecho y queda más jugoso”

El truco del maestro de la cocina para que el pollo asado te salga tierno, sabroso y nunca seco. Una receta súper sencilla que te hará repetir una y otra vez

Martín Berasategui
@martinberasategui

Cuando uno de los grandes nombres de la gastronomía española como Martín Berasategui revela un truco para que el pollo al horno quede perfecto, es imposible no prestarle atención. El chef, que suma nada menos que 12 estrellas Michelin, ha compartido su forma preferida de asar un pollo, asegurando que el secreto está en colocarlo “con el pecho hacia abajo” durante parte de la cocción. Una técnica sencilla, pero con resultados espectaculares, especialmente si te gustan las carnes jugosas y llenas de sabor. Si además te interesa seguir explorando nuevas formas de cocinar pollo asado, no te pierdas otras recetas irresistibles como este pollo al horno relleno de carne y jamón con patatitas, el tradicional pollo asado al jerez, el pollo asado al limón o el pollo mariposa.

El truco: dar la vuelta al pollo

En primer lugar, el chef, nos explica que el pollo "tiene que oler a fresco, cuando está pringoso no hay que cogerlo nunca en la pollería". Después, la clave para que nos quede más jugoso es cambiar la forma habitual de colocarlo en la bandeja: "Los primeros 30 minutos con el pecho hacia arriba y los últimos 15 con el pecho hacia abajo. De esta forma, la grasa de las patas y de las alas, va al pecho, que es la parte más seca y así queda más jugoso".

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Este método garantiza que la carne blanca quede igual de sabrosa que los muslos o contramuslos, zonas que normalmente conservan mejor la humedad. El truco puede parecer simple, pero tiene una base lógica: aprovechar la posición del pollo para que se hidrate durante la cocción.

Pollo asado con patatas, cebollas y ajos
Para 4 personas
Ingredientes
  • 1 pollo
  • 8 patatas pequeñas
  • 2 cabezas de ajo
  • 2 cebollas
  • 20 gramos de aceite de oliva virgen extra
  • 30 gramos de mantequilla
  • 1 pizca de agua
  • Sal
  • Pimienta
  • 125 gramos de mantequilla (fría en dados)
Paso a paso
  1. Salpimienta el pollo

    Comienza salpimentando el pollo, tanto por fuera como por dentro. A continuación, masajea bien la piel con mantequilla a temperatura ambiente para que quede bien cubierta. Esto ayudará a que la piel se dore de forma homogénea y aporte sabor al asado. 

  2. Prepara la base

    En una cazuela apta para horno, añade un chorrito de aceite de oliva virgen extra, unas cebollas cortadas en trozos grandes, dos cabezas de ajo enteras (sin pelar) y las patatas peladas. Esta base no solo aportará sabor, sino que también se convertirá en la guarnición perfecta.

  3. Coloca el pollo

    Sitúa el pollo encima de la cama de verduras, con las pechugas mirando hacia arriba. Añade un poco de sal al fondo de la cazuela y vierte un cazo pequeño de agua. Esto generará vapor durante la cocción y mantendrá la humedad en el interior. Cubre toda la cazuela con papel de aluminio.

  4. Asa en dos fases

    Introduce la cazuela en el horno precalentado a 160 °C y hornea durante 45 minutos. Esta primera fase es clave para que el pollo se cocine lentamente y absorba todos los aromas.
    Pasado ese tiempo, sube la temperatura del horno a 200 °C, retira el papel de aluminio y continúa asando durante otros 45 minutos: los primeros 30 minutos con el pollo boca arriba, y los últimos 15 con el pecho hacia abajo para que los jugos se redistribuyan hacia la parte más seca.

  5. Deja reposar

    Una vez finalizado el asado, coloca el pollo en una rejilla con el pecho hacia abajo. Así, la grasa de las alas y los muslos bajará hacia las pechugas, manteniéndolas jugosas mientras reposa.

  6. Prepara el puré

    Con un pasapuré o un tenedor, machaca las patatas, las cebollas y los ajos hasta formar un puré rústico. Añade los 125 gramos de mantequilla fría en dados poco a poco, removiendo para que se derrita e integre completamente. Al final, espolvorea con cebollino o perejil fresco picado.

  7. Trocea y sirve

    Corta el pollo en cuatro partes (dos muslos y dos pechugas con ala) y sirve cada ración sobre una base generosa del puré de patatas y cebolla.

¿Funciona de verdad este truco?

La diferencia se nota, especialmente si normalmente las pechugas te quedan secas. Asar el pollo con las pechugas hacia abajo parece un paso menor, pero ayuda a conservar mejor la humedad y mejora la textura.

Se trata de un pequeño cambio que marca una gran diferencia y que podemos aplicar en casa con facilidad. ¿Te animas a probarlo en tu próxima comida familiar?