En el mundo de la cocina, la precisión a la hora de medir los ingredientes puede ser la diferencia entre un plato mediocre y uno excepcional. Mientras que en la repostería la exactitud es esencial, la cocina salada a menudo se gestiona de forma más intuitiva, sin una medición rigurosa. Sin embargo, los grandes chefs, como Ferran Adrià, sugieren que ser más preciso al cocinar platos salados, como un sofrito, puede llevarnos a obtener resultados mucho más equilibrados y sabrosos. En este sentido, la cantidad exacta de ingredientes juega un papel crucial, tal y como se puede observar en algunas de sus creaciones, como el arroz con leche o incluso al transformar unos guisantes de bote en un plato gourmet, utilizando simples trucos de sabor.
Aunque muchas recetas tradicionales, como el sofrito, suelen prepararse de forma intuitiva, la precisión en los ingredientes y sus cantidades puede cambiar el resultado de un plato. Cuando se elabora un sofrito, por ejemplo, es fundamental saber que no basta con añadir cebolla y tomate a ojo, sino que es necesario seguir ciertas proporciones para obtener una textura y sabor óptimos. Al medir con precisión, se consigue que los ingredientes se integren mejor, obteniendo mucho más sabor en el resultado final.
El sofrito perfecto: una receta base imprescindible
El sofrito es la base de infinidad de recetas mediterráneas: desde arroces y guisos, hasta salsas y platos de cuchara. A continuación te dejamos el paso a paso para preparar un sofrito clásico, que puedes conservar y utilizar en diferentes preparaciones.
El sofrito perfecto
Para 500 gramos
Ingredientes
- 700 gramos de cebolla seca
- 700 gramos de tomate pera madura
- 60 mililitros de aceite de oliva
- 1 hoja de laurel (o tomillo o romero)
- 1 diente de ajo
- Miel al gusto
Paso a paso
Prepara la cebolla
Empieza pelando la cebolla y cortarla en trozos muy pequeños. El corte ideal es un corte fino en cubos pequeños, para que la cebolla se derrita bien al cocinarse.
Tritura el tomate
Lava bien los tomates, pélalos y córtalos en trozos pequeños. Si prefieres una textura más suave, también puedes triturarlos y colarlos para eliminar las semillas y la piel.
Pocha la cebolla
Pon a fuego medio una cazuela grande y agrega el aceite de oliva. Cuando esté caliente, incorpora la cebolla picada y cocínala a fuego bajo, removiendo de vez en cuando para que no se pegue. El objetivo es que la cebolla se poche lentamente, sin dorarse demasiado, para conseguir su sabor dulce.
Incorpora el tomate
Cuando la cebolla esté bien blanda y dorada, agrega el tomate triturado (y si quieres, el diente de ajo muy picado). Para suavizar la acidez del tomate, añade una cucharadita de miel. Remueve bien y prueba la mezcla para ajustar la cantidad de miel según tu gusto.
Añade las hierbas aromáticas
Introduce una hoja de laurel o, si prefieres, una ramita de tomillo o romero. Continúa removiendo el sofrito de vez en cuando.
Cocina a fuego lento
Cocina el sofrito durante al menos 40 minutos, a fuego bajo, hasta que el tomate pierda la mayor parte de su agua y la mezcla tenga una textura espesa. No olvides probar y ajustar la sal, la miel o las hierbas según sea necesario.
Cocina fácil / RBA
Consejos extra para conservarlo y aprovecharlo
Una vez frío, puedes guardar el sofrito en un tarro hermético en la nevera durante varios días o congelarlo en porciones individuales para tenerlo siempre listo. Añádelo a tus platos de pasta, legumbres, carnes, pescados o verduras para darles un sabor casero y sin complicaciones.
Aunque parezca un detalle menor, cocinar con precisión, incluso algo tan simple como un sofrito, puede llevar a otro nivel tus platos del día a día. Así que la próxima vez que vayas a preparar esta base, prueba a medir y verás la diferencia.