Encurtido: el mejor truco de mi abuela para conservar el calabacín (¡y queda delicioso!)

¿Has probado alguna vez los calabacines encurtidos? Pues están deliciosos. Además, esta técnica de la abuela es supersencilla ¿Te animas?

Rosa Mestres
Rosa Mestres

Periodista especializada en gastronomía

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Cocina fácil / RBA / Belén Casal del Castillo

El truco de la abuela para conservar el calabacín
Cocina fácil / RBA / Belén Casal del Castillo

Aunque la técnica de encurtir alimentos no es nada nueva—de hecho, ya la usaban nuestras abuelas como método de conservación—lo cierto es que, en los últimos años, ha vuelto con fuerza. Y no me extraña: son supersaludables, ya que, entre otras cosas, mejoran nuestra microbiota y ayudan a la digestión y al tránsito intestinal. Además, son facilísimos de preparar y dan muchísimo juego en la cocina… ¿Qué más se puede pedir?

Más allá de las típicas banderillas que solemos tomar a la hora del aperitivo, junto con las aceitunas y otros picoteos, lo cierto es que los encurtidos se pueden hacer con casi cualquier verdura: zanahorias, cebolla, coliflor… Incluso van genial para aprovechar esas que empiezan a estar un poco pasadas.

Pues nada, llevaba ya tiempo con ganas de preparar unas verduritas encurtidas, y el otro día, paseando por el mercado, vi unos calabacines verdes preciosos y me animé a encurtirlos. La verdad, ¡todo un descubrimiento! Han quedado perfectos y… buenísimos.

Los pongo como picoteo saludable, pero también quedan genial en ensaladas, sobre una tostada con queso fresco, como guarnición para carne o pescado… Me encanta ese puntito ácido y crujiente que aportan a cualquier plato. Esta vez solo hice un tarro, pero la próxima… ¡caen más, seguro!

Y para que tú también puedas disfrutar de esta maravilla, aquí tienes la receta. Necesitarás calabacines, azúcar, vino blanco, sal, especias al gusto… y varios tarros con tapas de cierre hermético.

Calabacín encurtido
Para 4 personas
Ingredientes
  • 1 kilogramo de calabacín
  • 80 gramos de azúcar
  • 500 mililitros de vinagre de vino blanco
  • 70 gramos de sal
  • Especias al gusto (pimienta en grano, ajo machacado, semillas de mostaza, copos de chile…)
Paso a paso
  1. Corta los calabacines

    Lava los calabacines bajo el agua del grifo, sécalos bien, despúntalos y córtalos como más te guste (en daditos, bastones o rodajas). Llena los botes, limpios y esterilizados, con los trozos de hortaliza, dejando 1,5 cm de espacio vacío en la parte superior.

  2. Prepara el líquido de conservación

    Vierte el vinagre de vino blanco en una olla grande, agrega la sal, el azúcar y las especias escogidas y lleva a ebullición hasta que el azúcar y la sal se hayan disuelto completamente.

  3. Cubre los trocitos

    Retira del fuego, agrega 600 gramos de hielo y mezcla con una cuchara de madera o una espátula hasta que se derrita por completo. Vierte este líquido sobre el calabacín, llenando los botes hasta arriba. Es fundamental que los trocitos queden bien cubiertos con el líquido de conservación. Cierra el tarro (asegurándote bien), agita para que el líquido se distribuya por todas parte y guarda en la nevera. En frío, estos calabacines encurtidos te durarán hasta un mes.

Para que los calabacines aguanten más…

En este caso, lleva la mezcla de vinagre, azúcar, sal y especias a ebullición, agrega la misma cantidad de agua que de vinagre y calienta todos los ingredientes juntos. Vierte el líquido caliente en los botes, ciérralos y dales la vuelta para que hagan el vacío. Con este sistema, el calabacín tendrá una textura algo diferente al método anterior, pero se conservará varios meses.

Cómo esterilizar los tarros

Coloca los frascos (con la abertura hacia arriba) y las tapas en una cacerola grande. Cúbrelos con agua y déjalos hervir durante 15 minutos. Transcurrido el tiempo, saca el agua de la olla, retira los frascos y las tapas con cuidado con un paño limpio. Déjalos escurrir brevemente y llénalos enseguida.

Un gran aliado para nuestra salud

El calabacín es bajo en calorías y tiene muchísima agua, así que es ideal si estás cuidando tu alimentación. Eso sí, mejor si lo cocinas al vapor, hervido o a la plancha. Y no le quites la piel, que es justo donde tiene más vitaminas. Además, contiene mucílagos, que son un tipo de fibra soluble que ayuda a suavizar y desinflamar las mucosas del estómago.

En la cocina

El calabacín es de lo más versátil. En casa lo usamos muchísimo. Una de mis recetas favoritas es la crema fría de calabacín con melón y jamón. A mi familia le encanta, y ahora con el buen tiempo, entra de maravilla. También está riquísimo en tortillas, en ensaladas cortado tipo espaguetis, al horno con bechamel… y para un día especial: ¡calabacines rellenos gratinados!