Con una salsa picante más secreta que la fórmula de la Coca-Cola: el bar de Barcelona que tiene las mejores patatas bravas del mundo

Las patatas bravas del bar Tomàs de Sarrià son todo un clásico en la ciudad condal, con su receta secreta, su ambiente de bar de toda la vida y una clientela fiel.

Patatas bravas
@bartomasdesarria

Si te consideras amante de las tapas y en especial de las patatas bravas, seguro que has probado a hacer en casa algunas versiones como las típicas de bar con salsa casera, unas más ligeras al horno o incluso una versión clásica heredada de la abuela. Pero cuando se trata de hablar de las auténticas reinas de Barcelona, hay un nombre que siempre sale: las bravas del bar Tomàs de Sarrià. Esta taberna de barrio, ubicada en la calle Major de Sarrià, se ha ganado un lugar privilegiado en el corazón (y estómago) de quienes saben apreciar unas buenas patatas bien fritas y con su punto justo de picante.

Un bar de barrio con historia (y mucha clientela fiel)

Este bar, con más de un siglo de historia, es mucho más que un lugar para comer. Es un templo gastronómico que, con el paso de los años, ha visto desde vecinos de toda la vida hasta políticos, empresarios, artistas e incluso deportistas del Barça, todos ellos fieles a su plato estrella. La fama no le viene solo del boca a boca. Hace ya unos años, el Wall Street Journal lo señaló como el hogar de las mejores bravas de la ciudad, y desde entonces la afluencia de curiosos no ha dejado de crecer.

Patatas bravas. Bar Tomas Sarria
@bartomasdesarria

El secreto mejor guardado de Sarrià

Detrás de este éxito se encuentra la familia Betorz. Toni padre, originario de un pequeño pueblo de Huesca, empezó trabajando en el local mientras estudiaba en la universidad. En 1986 tomó las riendas del negocio y más adelante se unió su hermano Jose Luis. Actualmente, el testigo lo ha recogido su hijo, Toni, quien mantiene viva la esencia del bar y su receta más codiciada.

Y es que hablar de las bravas del Tomàs es hablar de una receta casi mítica. ¿Qué tienen de especial? Para empezar, la patata roja, una variedad con imperfecciones en la piel que, aunque cuesta más de pelar, aporta un sabor y textura únicos. Se cortan de forma irregular y se fríen (aunque no queda del todo claro si una o dos veces), en aceite de oliva virgen extra. El resultado es una brava con el equilibrio perfecto entre crujiente y suavidad interior.

La famosa salsa secreta que nadie ha conseguido imitar

Pero si hay algo que marca la diferencia, es su doble salsa secreta. Una es una especie de alioli muy personal y la otra, una salsa picante que guarda más secretos que la fórmula de la Coca-Cola. Ninguno de los propietarios ha revelado jamás los ingredientes exactos, y ese halo de misterio solo contribuye a su leyenda.

Bar Tomàs de Sàrria
@bartomasdesarria

Aunque muchos van exclusivamente por las bravas, lo cierto es que el bar Tomàs ofrece mucho más. En su carta encontrarás tapas clásicas como crestas de atún, anchoas, boquerones preparados por ellos mismos, ensaladilla rusa y platos combinados para quienes buscan algo más contundente. Todo ello servido en un ambiente de bodega auténtica, de los que ya casi no quedan en Barcelona.

Un clásico que nunca falla

Hoy en día, este pequeño local sigue lleno a diario. El ambiente es ruidoso, animado, familiar. Los camareros van de mesa en mesa sirviendo cañas, y en cada rincón ves al menos un plato de bravas. Porque sí, puede que haya muchas versiones modernas o reinterpretadas, pero las auténticas patatas bravas de Barcelona siguen estando en Sarrià, y todo apunta a que será así por mucho tiempo.