Sándwiches helados de galleta de coco y maracuyá, un postre fácil, refrescante y original para cuando llega el calor

Con la subida de las temperaturas, apetecen más que nunca los postres con helado. Estos bocaditos con galleta y helado son una maravilla a la que no te podrás resisitir.

Sándwiches helados de galleta de coco y maracuyá
4 personas
30 min

5

(204 votos)

Dieta:

Mediterránea

Temporada:

Todo el año

Técnica:

Sin cocción

Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Hay postres que nacen para gustar a todo el mundo, y estos sándwiches de helado de maracuyá tienen ese don. Son bonitos, resultones y tan fáciles de hacer que cuesta creer que estén tan buenos. Tienen la frescura de la fruta tropical, la cremosidad del helado casero y el toque crujiente de unas galletas de coco que lo rematan todo con gracia.

No es la primera vez que preparo sándwiches de galletas y helado, mira estos, ¡también estaban deliciosos!

Me gusta prepararlos cuando vienen amigos a casa, sobre todo en los meses de calor. Son de esos postres que se pueden tener listos con antelación, se presentan en un segundo y hacen que todo el mundo pregunte: “¿Esto lo has hecho tú?”. Lo mejor es ver sus caras cuando dices que sí. Porque además de ricos, son bonitos. El helado suave y ligeramente ácido contrasta con el chocolate blanco, las almendras y la textura de las galletas. Una combinación que entra por los ojos y conquista al primer bocado.

Además, lo que hace especial a este postre es que no necesitas máquina de helado, ni ingredientes complicados. Solo un poco de paciencia con el congelador y unas buenas varillas. Lo demás, viene rodado. Lo puedes adaptar a tu gusto, jugar con otras frutas o galletas y convertirlo en tu receta estrella del verano.

Ingredientes paraSándwiches helados de galleta de coco y maracuyá, un postre fácil, refrescante y original para cuando llega el calor

  • 12–14 galletitas de coco
  • 5 o 6 maracuyás (fruta de la pasión)
  • 400 g de leche condensada
  • 400 g de nata para montar (mínimo 35% MG)
  • 60 g de chocolate blanco para fundir
  • 40 g de almendras tostadas y peladas

1. Prepara el zumo de maracuyá

Empieza cortando los maracuyás por la mitad y saca toda la pulpa con una cuchara. Pásala por un colador o un chino fino, presionando bien con el dorso de la cuchara para aprovechar al máximo el jugo. Deberías obtener unos 170 ml de zumo. Reserva también unas cuantas semillas limpias para añadir al helado más adelante: aportan textura y un aspecto muy vistoso.

2. Monta la crema helada

En un bol grande, mezcla la leche condensada con la nata líquida (que debe estar bien fría). Añade el zumo de maracuyá y bate todo con unas varillas eléctricas durante 3 o 4 minutos, hasta que la mezcla espese y coja cuerpo. Incorpora entonces las semillas reservadas y remueve con una espátula. Te quedará una crema suave, aireada y ligeramente ácida, perfecta para helar.

3. Congela el helado

Vierte la crema en un recipiente metálico, mejor si es de paredes bajas y anchas, para que se congele de forma uniforme. Llévalo al congelador durante unas 6 horas, pero con un pequeño truco: cada 40 minutos, saca el recipiente y remueve la mezcla con un tenedor. Esto ayuda a romper los cristales de hielo y a que el helado quede más cremoso, aunque no tengas heladera.

4. Prepara las galletas con chocolate y almendras

Mientras el helado termina de congelarse, funde el chocolate blanco al baño maría o en intervalos cortos en el microondas. Cuando esté derretido, deja que se temple un poco. Luego, sumerge la mitad de las galletas (unas 6 o 7) hasta la mitad en el chocolate fundido y colócalas sobre papel vegetal. Antes de que el chocolate se enfríe del todo, espolvorea por encima las almendras troceadas. Déjalas reposar hasta que el chocolate se solidifique.

5. Monta los sándwiches helados

Saca el helado del congelador y forma bolas medianas con ayuda de una cuchara o sacabolas. Coloca una porción generosa sobre cada una de las galletas sin chocolate. Cubre con las galletas decoradas (con el chocolate y las almendras) presionando ligeramente para formar los sándwiches. Puedes servirlos al momento o envolverlos en papel vegetal y conservarlos en el congelador hasta la hora del postre.

El truco

Enfría el bol y las varillas antes de montar la nata. Esto es clave para que la mezcla espese bien y coja aire al batir. Puedes meter el bol y las varillas en el congelador 10 minutos antes de usarlos. Así conseguirás una crema más firme y esponjosa, lo que se traduce en un helado más cremoso y con mejor textura al congelar.

Trucos para personalizar tu receta

Estos sándwiches admiten muchas variaciones. Si no tienes maracuyás frescos, puedes cambiar la fruta por mango, piña o frambuesas, te aseguro que también le van muy bien.

Las galletas de coco combinan genial con el maracuyá, pero si no las encuentras, unas galletas tipo digestive o de mantequilla también funcionan bien. Incluso puedes usar brownies o bizcochos cortados finos si te apetece una versión más golosa.

Y si quieres hacer este postre aún más festivo, añade una cucharada de licor de naranja o de maracuyá al helado antes de congelarlo. Le da un toque especial que encaja muy bien, especialmente en cenas de verano o celebraciones al aire libre.

Una receta perfecta para los que quieren sorprender

Lo mejor de esta receta es que parece mucho más sofisticada de lo que realmente es. Combina texturas y sabores sin necesidad de complicarte en la cocina, y eso es lo que la hace ideal para ocasiones especiales o simplemente para darte un capricho. Además, al servirse en formato individual, queda muy bien presentada y facilita muchísimo la vida cuando hay invitados.

Si tienes niños en casa, también puedes involucrarlos en el montaje de los sándwiches. Les encanta decorar las galletas con chocolate o poner el helado en medio. Y si los congelas bien, aguantan varios días sin problema, por lo que puedes prepararlos con antelación.

El postre estrella para este verano

Así que, si estás buscando un postre refrescante, fácil y diferente, estos sándwiches de helado de maracuyá te van a enamorar. Se preparan sin prisas, con ingredientes sencillos y mucho cariño. Son la mejor forma de terminar una comida con algo especial, sin necesidad de horno ni técnicas complicadas.

Pruébalos y verás cómo se convierten en uno de tus favoritos del verano. Porque cuando algo está bueno, entra por los ojos y encima es tan fácil de hacer… no hay excusas.

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