Bate los huevos con el azúcar con unas varillas eléctricas, unos 6 u 8 minutos, hasta obtener una preparación espumosa. Añade la ralladura de limón y la harina tamizada, poco a poco, removiendo hasta que se incorporen. Funde la mantequilla y agrégala también a la mezcla. Cubre un molde redondo de 22 cm de diámetro con un disco de papel sulfurizado y vierte la preparación. Introduce en el horno, precalentado a 180º, y cuece durante 35 minutos. Antes de retirar el bizcocho, comprueba el punto de cocción: pincha el centro con un palillo, si sale seco estará hecho. Si no, deja cocer el bizcocho unos minutos más. Déjalo templar, pasa un cuchillo por los bordes y desmóldalo. Resérvalo hasta que esté frío. Mientras, tuesta las almendras 5 minutos en el horno a 200º. Mezcla el azúcar de la crema con 3 cucharadas de agua y cuece durante 2 o 3 minutos, removiendo, hasta obtener un almíbar. Bate las yemas con el almíbar caliente con unas varillas eléctricas durante 3 minutos a máxima velocidad, hasta que estén esponjosas. Agrega la mantequilla ablandada y vuelve a batir unos minutos a velocidad mínima, hasta que se integre. Corta el bizcocho en horizontal en tres partes iguales. Unta dos de ellas con un poco de la crema de mantequilla y coloca uno encima de otro. Dispón el tercero sobre estos y unta la tarta con la crema restante por la superficie y también por los laterales. Reparte las almendras tostadas por los lados y también por la superficie de la tarta, y sírvela decorada con unos rosetones de nata montada todo alrededor.