He probado muchas recetas de ensaladas y esta es mi preferida; con endivias, queso de cabra y anchoas

Protagonistas: las endivias

En el momento de comprar las endivias, elige unas que sean bien frescas. Los cogollos tienen que estar bien cerrados y prietos, con las puntas de color amarillo-verdoso. Las más habituales son las de coloración blanca, pero también puedes encontrar en el mercado las de puntas moradas. De hecho, en nuestra receta se utilizan las dos. Si ves que están mustias o que tienen los bordes oscuros, no las compres.

Si te molesta su sabor amargo, existe un truco que es muy efectivo. Antes de deshojarlas, corta el extremo del tallo y, con la ayuda de un cuchillo afilado, extrae el tronco central o corazón, que está en la base de la hortaliza. A continuación, descarta las hojas exteriores y empieza a retirar las hojas tiernas para hacer tu ensalada.

Un poco de historia

Aunque las endivias ya eran consumidas en la antigüedad por los egipcios, los griegos y los romanos en su forma silvestre, no fue hasta principios del siglo XIX cuando empezaron a comercializarse tal y como nosotros las conocemos. Cuentan que el jardinero mayor del Jardín Botánico de Bruselas decidió cultivar achicoria para su consumo y, un día, descubrió que las raíces que permanecían bajo tierra desarrollaban unos cogollos blanquecinos con hojas tiernas y compactas. Había descubierto las deliciosas endivias.

Ideas para la ensalada de endivias, crudités y queso

• En lugar de dorar los medallones de queso en una sartén, puedes gratinarlos en el horno, a 200 °C, durante 1 minuto. Luego, retíralos con cuidado, usando una espátula, y deja que se templen.
• Si no tienes nueces a mano, cámbialas por otros frutos secos tostaditos, como avellanas, piñones o almendras.
• Puedes sustituir las endivias por unos cogollos de lechuga. Respecto al queso, en vez de utilizar un rulo de cabra, decántate por un brie, un manchego semi o, incluso, un roquefort.