¿Sabes cuál es el restaurante más antiguo del mundo? Se llama Casa Botín y está en Madrid

Su horno funciona desde hace 296 años, y entre sus paredes esconde anécdotas de todo tipo: desde que Goya fregó platos en su cocina hasta que Hemingway aprendió a hacer paella. Entramos en el primer restaurante del mundo y te contamos qué debes pedir en tu próxima visita.

Restaurante Botín
Restaurante Botín

Sus puertas abrieron en 1725, y desde entonces su horno se ha encendido todos los días durante estos casi 300 años de vida. Hablamos del restaurante Botín o Casa Botín, como ellos mismos se denominan, reconocido como el restaurante más antiguo del mundo según el Libro Guinness de los Records y todo un referente de la mejor cocina tradicional en Madrid.

En su ya icónico horno, en funcionamiento desde la fundación de Botín, se cocinan cada día deliciosos cochinillos y corderos asados al estilo castellano, procedentes del triángulo mágico de esta carne (Sepúlveda-Aranda-Riaza) y bajo la paciente mirada de sus maestros horneros y los expertos cocineros que llevan toda la vida en la casa.

Alimentado con leña de encina y con sus brasas estratégicamente colocadas a la izquierda del fogón, este horno dota a las carnes y pescados de un cocinado y dorado excepcionales gracias a su calor permanente y uniforme. Para rematar cada pieza, se rocía sobre la carne una mezcla de sal, pimienta, agua, manteca de cerdo, vino blanco, laurel, cebolla y ajo, uno de los secretos mejor guardados de Botín.

Restaurante Botín
Restaurante Botín

Qué comer en Casa Botín, el restaurante más antiguo del mundo

Una atención excelente, la mejor materia prima y la tradición en la cocina marcan la esencia de Botín. "Nuestra misión es que las costumbres e historia de Madrid se sientan en cada bocado", aseguran desde el restaurante. "Queremos seguir conquistando el paladar y el alma de cada uno de nuestros comensales, con el mimo y cuidado que ponemos a cada plato y a nuestro servicio".

Restaurante Botín
Restaurante Botín

Además de los mejores cochinillos o corderos asados al horno, su carta es de lo más extensa, dedicada a agradar a cualquier paladar que se precie. Entradas, sopas, verduras, pescados, carnes y postres conforman una insaciable lista de la que es complicado escoger. Desde las almejas Botín hasta los embutidos ibéricos de mayor calidad, pasando por unos tradicionales callos a la madrileña, la sopa castellana, su gazpacho durante la temporada estival, las setas salteadas, las croquetas, sus gambas al ajillo o a la plancha, y los revueltos de la casa, elaborados con huevos camperos.

Entre sus carnes y pescados, destacan los asados y a la parrilla, según mercado, el bacalao en salsa de tomate y ñora -una de las más deliciosas de Madrid-, y el pollo en pepitoria, que llevan elaborando siguiendo su receta original desde hace casi treinta décadas.

Restaurante Botín
Restaurante Botín

La oferta de Botín se remata con una interminable bodega con referencias clásicas que acompañan a la perfección la propuesta tradicional de la casa. Y el toque dulce lo encontramos en recetas de toda la vida, preparadas con mimo y cariño, y que sin duda nos llevan a los mejores recuerdos de la infancia: cuajada, arroz con leche, tarta de queso de la abuela, flan de huevo... ¡Imposible no caer en la tentación!

Algunas de las anécdotas más curiosas del restaurante Botín

Son infinitas las historias que se han forjado en alguna de las cuatro salas de Botín, muchas de ellas protagonizadas por célebres personajes de la historia. Entre todas, destacada la de la política colombo-francesa Íngrid Betancourt, que permaneció en cautiverio durante seis años de secuestro por las FARC. "Se consolaba pensando en el banquete que se daría en Botín cuando acabase todo. Eso nos descubrió la trascendencia que puede tener un restaurante. No solo por ofrecer una buena comida, sino por ser un faro ante la adversidad", nos explican desde Casa Botín.

Restaurante Botín
Restaurante Botín

Tampoco podemos olvidar el caso de Francisco de Goya, quien trabajó como friegaplatos durante varios meses, o de Ernest Hemingway, que además de incluir el restaurante en su novela Fiesta, aprendió a cocinar paella.

Pero este no fue el único literato que utilizó Botín como escenario de sus obras. Lo hicieron también Benito Pérez Galdós, Graham Greene, Truman Capote o María Dueñas, reconociendo el valor de este establecimiento convertido hoy en día en el restaurante más antiguo del mundo.