Scones rellenos: la receta tradicional de la abuela inglesa, el bocadito fácil y rápido al que no podrás resistirte

1. La masa perfecta

El secreto de unos buenos scones está en la masa. Empieza tamizando la harina en un bol grande. Añade el azúcar, la mantequilla fría cortada en trozos, la vainilla, la levadura y una pizca de sal. Con la punta de los dedos, mezcla los ingredientes hasta conseguir una textura arenosa. No trabajes demasiado la masa para evitar que la mantequilla se derrita.

Aparte, bate un huevo con la nata y, si quieres darle un toque aromático, añade un poco de romero finamente picado. Incorpora esta mezcla a la masa y remueve con suavidad hasta que los ingredientes se integren. Si notas que la masa está demasiado pegajosa, puedes añadir un poco más de harina, pero sin pasarte, ya que los scones deben quedar ligeros y esponjosos.

2. Formado y horneado

Extiende la masa con un rodillo hasta obtener un grosor de unos 2 centímetros. Con un cortador de galletas o un vaso pequeño, corta círculos de aproximadamente 4 centímetros de diámetro y colócalos sobre una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado.

Bate el otro huevo y pincela la superficie de los scones con él para darles un acabado dorado y apetecible. Llévalos al horno precalentado a 180 °C y hornea durante unos 15 minutos o hasta que veas que han subido y tienen un bonito color dorado.

Cuando estén listos, retíralos del horno y déjalos enfriar sobre una rejilla. Este paso es importante, ya que si los rellenas en caliente, el queso crema se derretirá demasiado.

3. El relleno que marca la diferencia

Ahora viene la parte más divertida: el relleno. Parte los scones por la mitad con cuidado. Unta una generosa capa de queso crema en una de las mitades y añade una cucharada de mermelada. Puedes usar la clásica de fresa o frambuesa, pero si te gusta experimentar, prueba con mermelada de higos, naranja amarga o incluso una casera de frutos rojos.

Para un toque más especial, acompaña cada scone con una bola de helado de nueces de macadamia. La combinación de lo tibio del scone con lo frío del helado es simplemente espectacular. También puedes presentarlos en una bandeja con frutas frescas, como fresas o moras, para un resultado aún más vistoso.