Los repápalos extremeños o de cualquiera de los lugares en los que se cocinan con otros nombres, son un homenaje a una frase que se oía hace muchos años en muchos lugares de España: "en esta casa no se tira nada" . Una frase que hoy en día conocemos como "cocina de aprovechamiento" y es que este plato es el claro ejemplo de ello. Si tienes pan duro en casa, te proponemos que cocines este guiso que sorprenderá a los comensales por su sabor y textura de la cocina casera de siempre. Hay variedad dulce y salada, pero hoy te mostramos la versión salada. A medio camino entre unas albóndigas y unas croquetas , los repápalos son pequeñas bolas de pan, ajo, huevo y lo que tengas a mano, que primero se fríen y luego se guisan en un caldo aromático. El resultado es un plato de cuchara que alimenta el cuerpo y reconforta el alma, ideal para esos días de lluvia o para cuando tienes la nevera medio vacía, pero no quieres renunciar a un buen guiso casero. Aunque en Extremadura son muy populares, lo cierto es que cada región tiene su versión del pan rebozado y guisado . Lo que distingue a los repápalos es su textura tierna por dentro, ligeramente crujiente por fuera, y ese toque de laurel y azafrán que convierte el caldo en algo casi festivo. Prepárate, porque esta receta no solo te va a hacer ahorrar, sino que puede que se convierta en uno de esos platos que repites una y otra vez. Este plato tiene una ventaja maravillosa: acepta lo que le eches, literalmente . ¿Te ha sobrado un trozo de carne del cocido? Pícalo y añádelo a la masa. ¿Tienes restos de pollo asado? ¡A la cazuela! Hasta unos taquitos de jamón o una lata de atún pueden funcionar si los mezclas con el pan antes de freír. Los repápalos salados no solo son un plato de aprovechamiento, son una forma de conectar con la cocina de nuestras abuelas. De esas que sabían exactamente qué hacer con cada sobra, y que no necesitaban ingredientes exóticos para preparar una comida reconfortante. Son humildes, sí, pero sabrosos y llenos de historia. ¿Y lo mejor? Que están igual de buenos recién hechos que recalentados al día siguiente . De hecho, si te sobra alguno, guárdalos con su caldo en la nevera y verás cómo se asientan los sabores. Es uno de esos platos que ganan con el reposo. Así que ya sabes, la próxima vez que te encuentres con pan duro, no lo tires . Dale una segunda vida con esta receta de repápalos salados. Es fácil, sabrosa, y una de esas joyas escondidas de la cocina española que merece un lugar en tu recetario. ¡Ponte el delantal y pruébalos!