Huevecillos o Repápalos de leche, postre de la abuela extremeña (con el pan de ayer)

Generaciones y generaciones de extremeños han preparado estos Huevecillos de pan o Repápalos convirtiéndolos en un postre tradicional de aquellas tierras. Una forma dulce y original de aprovechamiento del pan que sobraba en las casas y que se cocinaba en grandes ocasiones. Una elaboración muy arraigada en la España rural y pastoril

Repápalos extremeños

Repápalos extremeños

Virginia Serrano
30 min

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Tipo Plato:

Postres

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

Peyuelas en la Mancha, Huevillos o Huevecillos en Andalucía y Repápalos en muchos lugares de Extremadura aunque es conocido por muchos nombres. El más curioso es el de Tartabellacos en Coria y Villar de Plasencia.

Postre más que típico en muchos lugares de la España rural y que puede aparecer hoy en día en tu casa para regusto de todos los comensales. Es tan fácil de hacer y tan rápido, que estamos seguros de que probarás a hacerlos.

Ahora son más habituales en la cocina en cualquier época del año, pero antiguamente era un postre del Día del Padre, Navidad o Semana Santa. Metidos en la nevera durante unas horas son ideales también para los calores del verano.

Ten en cuenta que la base de la receta también sirve para hacer de los Repápalos una comida salada condimentándolos, por ejemplo con sal, perejil y pimienta. Solo habría que cambiar el cazo de la leche por una sartén con una buena fritada de tomate. Seguro que tienes algún sobrante de pan en casa ¡A por ellos!

Esta receta es de esas que no necesitan florituras ni trufas por encima. Solo una buena cuchara y una memoria gustativa que te transporte a la infancia. Aunque, aviso, si los metes unas horitas en la nevera… se vuelven adictivos. Ese contraste del pan frito con la leche fría y aromática es difícil de superar. Vamos con la receta, que seguro que ya te estás imaginando el cuenco humeante.

Ingredientes paraHuevecillos o Repápalos de leche, postre de la abuela extremeña (con el pan de ayer)

  • 2 huevos
  • 1 cucharadita de levadura
  • 1 cucharadita de canela
  • 1 litro de leche
  • Cáscara de limón y naranja (sin lo blanco)
  • Aceite para freír
  • Pan del día anterior
  • Azúcar (al gusto)

1. Bate los huevos

Una vez batidos los huevos, échales una pizquita de levadura y sigue batiendo hasta que quede integrada.

2. Calienta y aromatiza la leche

Pon el litro de leche en un cazo, agrégale tres cucharadas de azúcar y un poco de canela, cáscara de limón y naranja (sin la parte blanca) y deja que se caliente.

3. Moja el pan en los huevos batidos

Los trozos de miga de pan del día anterior se echan en los huevos y se mueven hasta que estén esponjosos y se hayan empapado. Pon la sartén y el aceite a calentar.

4. Haz una masa con el pan

Mientras el aceite se calienta, haz una masa con los huevos y el pan desmenuzándolo todo con un tenedor, prácticamente hasta que quede hecho una papilla.

5. Haz bolitas

Con una cucharilla pequeña haz bolitas y fríelas en el aceite muy caliente. Una vez bien doradas, ponlas en papel absorbente y reserva.

6. De la sartén al cazo

Con la leche caliente echa las bolitas de pan frito en la leche y deja que hierva. Con el primer hervor los repápalos de leche estarán hechos. Sírvelos en un cuenco con leche.

7. Sírvelos en un cuenco con leche

Deja enfriar la mezcla, mételos en la nevera durante unas horas y sírvelos en un cuenco pequeño con un poquito de leche. Puedes espolvorear azúcar por encima.

El truco

Añade un chorrito de anís dulce a la leche mientras se aromatiza. Le da un toque especial que potencia el sabor.

Este postre tiene ese algo que solo tienen las recetas de siempre: es sencillo, resultón y con historia. Perfecto para aprovechar lo que tienes en casa y para demostrar que no hace falta gastar mucho para comer bien. Porque en tiempos donde todo parece ir deprisa y se lleva lo moderno, da gusto volver a estas recetas humildes que han alimentado a generaciones enteras.

Además, si un día te atreves con la versión salada, solo tienes que eliminar el azúcar y la canela, y sazonar la mezcla con sal, pimienta y un poco de perejil. En vez de leche, los fríes y los sirves con tomate casero. ¡Y ahí tienes un plato nuevo por el mismo precio!

¿Te animas a prepararlos? Te aseguro que estos huevecillos de leche son uno de esos placeres sencillos que alegran cualquier tarde. Con pan del día anterior, sí… pero con sabor de toda la vida.

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