Esta tarta helada entra por los ojos desde el minuto uno y, lo mejor, no necesitas ni ser un experto pastelero ni tener un montón de cacharros en la cocina. Con una base crujiente de pasta brisa , un relleno suave y cremoso, y una cobertura brillante de mermelada , es de esos postres que desaparecen del plato antes de que te sientes. En casa, la descubrimos una tarde de verano en la que el horno parecía estar vetado por el calor. Desde entonces, la he preparado en cumpleaños, cenas de amigos y hasta en Navidad , con distintos sabores de mermelada. Y te aseguro que siempre triunfa. Puedes dejarla hecha con antelación y guardar en el congelador, lo cual la convierte en la mejor amiga de quienes siempre vamos con prisa. Y si tienes niños en casa, ya verás cómo se apuntan a ayudarte con la decoración final. Suscríbete a Cocina Fácil por 1€/mes y crea tu propio libro de cocina ¡El más grande del mundo! Una de las mejores cosas de esta tarta, además de lo fácil que es, es lo versátil que resulta. Puedes cambiar la mermelada por una de frutos rojos, por ejemplo, o por mermelada de higos si la sirves en otoño. También puedes preparar la base con galletas trituradas y mantequilla si no tienes pasta brisa a mano. Incluso puedes hacer una base sin gluten si tienes invitados con intolerancias. En cuanto al relleno, si no tienes mascarpone puedes sustituirlo por queso crema, aunque perderás un poco esa textura tan sedosa que lo caracteriza. También puedes jugar con la vainilla y añadirle un toque de ralladura de limón o un chorrito de licor suave para adultos. Lo mejor es que aguanta perfectamente varios días en el congelador sin perder sabor ni textura. Y si te estás preguntando si esta tarta helada gusta a todos, te lo confirmo: sí. Incluso a los que dicen que no les va el dulce. Tiene ese punto cremoso, fresco y nada empalagoso que hace que te apetezca repetir. Y cuando alguien te diga “¡vaya pinta!”, tú solo sonríe y guarda el secreto. Con solo 40 minutos de trabajo y un poco de tiempo de espera, tendrás un postre perfecto, fresco y muy lucido. Ideal para cuando vienen invitados, para celebraciones o simplemente para darte un capricho dulce sin complicarte la vida. La tarta helada de mascarpone con mermelada es todo un acierto.