Bollitos suizos de leche y mantequilla

Paso 1

Deja la mantequilla a temperatura ambiente hasta que se ablande. Vierte la leche en un cacito y témplala a fuego suave. Casca 2 huevos en un plato hondo y bátelos ligeramente.

Paso 2

Dispón la leche en un cuenco, con el azúcar y la mantequilla. Bate, mejor con unas varillas eléctricas, hasta obtener una preparación cremosa. Incorpora la levadura desmenuzada y los huevos batidos, y mezcla.

Paso 3

Tamiza la harina de fuerza con la sal sobre otro cuenco y forma un volcán. Vierte en el centro la mezcla de leche, levadura y huevos, y remueve varias veces con una espátula hasta que consigas una pasta homogénea.

Paso 4

Espolvorea la superficie de trabajo con harina, coloca encima la pasta anterior y trabájala con las manos engrasadas con aceite, hasta conseguir una masa lisa y elástica; si queda algo pegajosa, agrega un poco más de harina. Forma una bola, pásala a un bol untado con aceite y déjala reposar, en un sitio cálido, aproximadamente 1 hora, hasta que duplique su volumen.

Paso 5

Amasa la pasta anterior durante unos minutos con las manos y forma un cilindro. Divídelo en porciones de unos 50 g cada una y forma bolas pequeñas.

Paso 6

Forra un molde de paredes bajas con papel sulfurizado. Coloca en él las porciones de masa, separadas entre sí, y deja que fermenten en un lugar cálido durante 1 hora más, hasta que vuelvan a doblar su volumen.

Paso 7

Precalienta el horno a 220º arriba y abajo. Casca el huevo restante, bátelo y pincela con él toda la superficie de los bollitos. Haz unos cortes longitudinales en la superficie con la punta de un cuchillo, sin profundizar demasiado, y cuécelos durante 5 minutos.

Paso 8

Baja la temperatura del horno a 200o y prosigue la cocción 5 minutos más. Reduce la temperatura de nuevo, a 180°, y hornea los bollos otros 15 minutos. Comprueba de vez en cuando el punto de cocción y, si es preciso, cúbrelos con una hoja de papel de aluminio para que no se doren demasiado. Deja enfriar los bollitos, desmóldalos y sirve.