Colocar el azúcar en un cuenco grande. Cascar los huevos y añadirlos. Batirlos con unas varillas unos 4 minutos, hasta que la mezcla empiece a blanquear y espese. Agregar el aceite en un hilo y seguir batiendo hasta integrarlo. Disponer la harina, la levadura y la sal en un colador grande. Tamizarlas sobre la mezcla de huevo, dando ligeros golpecitos con la mano en el colador; así tomará aire y la masa quedará más esponjosa. Agregar la ralladura y batir de nuevo hasta obtener una masa fina y semilíquida. Colocar unas cápsulas de papel rizado en un molde para magdalenas. Repartir la masa en ellas, con una cuchara, hasta dos tercios de su capacidad. Reservar en la nevera 40 minutos. Sacar el molde y espolvorear la masa con un poco de azúcar. Cocer las magdalenas unos 14 minutos, en el horno precalentado a 220o. Retirar y esperar a que se enfríen antes de servirlas.