La primera vez que probé el edamame fue hace unos años en un restaurante japonés. Antes de empezar a comer los platos que habíamos escogido, nos pusieron una bandejita con unas vainas verdes tostaditas desconocidas para mí y, al abrirlas, vi que contenían unas habas ovaladas (de hecho, es soja) blanditas, de sabor ligeramente dulce y anuezado. Ya había oído hablar de estas vainas de soja tiernas, recolectadas antes de su maduración, originarias del Japón, pero lo cierto, es que nunca las había probado.
Ahora, con el paso del tiempo, el edamame es un producto cada vez más popular y puede encontrarse fácilmente en supermercados y tiendas de alimentación. Parte de su éxito se debe al boom de la cocina japonesa en nuestro país. Y, aunque, todavía es un alimento desconocido para muchos, empieza a tener una gran multitud de seguidores. Y es que, además de ser muy sencilla de cocinar, tiene interesantes propiedades para la salud.
Cómo comer esta legumbre
En Japón, la forma más habitual de comer el edamame es como aperitivo o guarnición. Las vainas se cuecen en abundante agua con sal durante unos 5 o 7 minutos. Transcurrido el tiempo, se escurren, se dejan enfriar y se espolvorean con escamas de sal. Algunos cocineros las enriquecen con sésamo tostado, cayena, pimienta, jengibre o, incluso, con limón. Por lo que se refiere a la manera de comerlas, las vainas se muerden y se comen las habas. Solo las habas.
El edamame, además de hervido, se puede cocinar al vapor o en salteados. También puede formar parte de sopas, ensaladas o pokes, tan de moda últimamente. En muchas tiendas se pueden encontrar las vainas ya peladas (congeladas o enlatadas).
Una receta deliciosa
Y sin más dilación, quiero compartir contigo una ensalada de quinoa con canónigos, edamame y mango, que te llenará de ricos nutrientes, y que es perfecta para servir ahora que empiezan a subir las temperaturas.

Ensalada de quinoa con edamames canonigos y mango.
Cocina Fácil / RBA /
Ensalada de quinoa con canónigos, edamame y mango
Para 4 personas
Ingredientes
- 100 gramos de quinoa
- 100 gramos de edamame
- 300 gramos de mango
- 100 gramos de canónigos
- 1 remolacha rallada
- El zumo de 1 limón
- Cacahuetes
- Para el aliño
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 2 cucharadas de miel
- 1 guindilla
El zumo de 1 lima
Paso a paso
Prepara la quinoa
Lava muy bien la quinoa bajo el agua del grifo y déjala en remojo en un cuenco con agua fría y un chorrito de limón durante unas 3 horas. Transcurrido ese tiempo, lávala de nuevo, colócala en un cazo y cuécela con el doble del volumen de agua y sal.
Cocínala a fuego lento
Cuando empiece a hervir, baja el fuego y cocínala tapada unos 15 minutos. Si queda algo de agua, déjala 5 minutos más, tapada, para que el líquido se absorba totalmente. Una vez esté hecha, retírala y déjala enfriar sobre una bandeja.
Cuece los edamames
Pon las vainas de soja en una olla con agua y sal y cuécelas durante unos 5 o 7 minutos. Escúrrelas, déjalas enfriar y extrae la legumbre de la vaina. Reserva.
Corta el mango
Pela el mango, retírale el hueso con cuidado y córtalo en daditos del mismo tamaño.
Elabora el aliño
Parte la guindilla por la mitad, retira todas las semillas con cuidado y córtala en trocitos. Colócala en un recipiente con tapa hermética, agrega el zumo de lima, la miel y el aceite de oliva, y agita hasta que la salsa quede emulsionada.
Monta la ensalada
Pon los canónigos en el fondo del plato y, encima, coloca la quinoa, la remolacha, los edamames y el mango. Antes de servir, vierte el aliño de miel y decora con unos cacahuetes.
Una de las principales características del edamame es su gran contenido en proteínas vegetales. Según los expertos, una taza de edamame contiene 18 gramos de proteínas, que equivale a lo que podrían aportar 3 huevos. Sí, sí… 3 huevos.
Pero los beneficios de esta legumbre van más allá. Buena fuente de hierro, calcio y fósforo, además de vitamina K, C Y B, el edamame tienen un alto contenido en fibra, que ayuda al tránsito intestinal, e isoflavonas, sustancias vegetales que tienen un efecto similar al estrógeno. Además, su contenido en hidratos de carbono y su índice glucémico es bajo.