¿Alguna vez te ha dado por intentar hacer pan en casa y te has rendido al primer amasado? Que si se pega, que si no sube, que si esto es muy complicado... Pues hoy vengo a solucionarte ese drama con una receta italiana que es puro espectáculo: la focaccia sin amasar . Es blandita, burbujeante, y sabe a gloria con solo cuatro cosas de las que ya tienes por casa. Además, tiene ese toque de ajo que te hace salivar como si estuvieras en una trattoria con mantel de cuadros rojos. Si la haces una vez, repites. Y si la sirves para un aperitivo con amigos, te vas a marcar un tanto. Apunta la receta que aquí no hay trampa ni cartón: ni amasado, ni fermentaciones imposibles, ni ingredientes raros. Solo paciencia y ganas de comer pan como un romano. Lo más llamativo de esta receta de focaccia , es que no necesita amasado, y que con un sencillo truco, se formarán esas burbujas que hacen que el pan quede súper esponjoso y blandito. Si te animas a probar diferentes versiones de esta receta italiana, estas focaccias con rodajas de tomate y queso de cabra son perfectas para una comida con amigos. ¿Tienes tiempo para pasar en la cocina? Anímate y prepara una auténtica focaccia con romero y cebolla . Se prepara de forma muy fácil y con pocos ingredientes, obteniendo un resultado espectacular. Eso sí, necesitarás al menos 2 horas para tenerla a punto. 2. Trabaja la masa Un pan con alma mediterránea y sabor de casa La focaccia tiene ese no-sé-qué de los panes rústicos italianos: sencilla, humilde, pero capaz de alegrarte cualquier comida. La puedes servir con una tabla de quesos, como base para unos bocadillos gourmet o directamente sola, mojada en más aceite de oliva. No falla nunca. Una de las cosas que más me gusta de esta receta es que se adapta a lo que tengas . ¿No tienes ajo? Usa romero. ¿Te apetece algo más potente? Añade tomates secos, aceitunas negras o queso parmesano rallado antes de hornear. Incluso puedes hacer una versión dulce, con uvas y azúcar. La base siempre es la misma: una masa sin complicaciones que sube mientras tú estás viendo una serie. Y si te estás preguntando si merece la pena hacerla desde cero en lugar de comprar pan… te lo digo claro: sí. Porque esta focaccia no es solo pan, es una experiencia . Y además, hacerla te da la satisfacción de decir “la he hecho yo” mientras te zampas el último trozo con cara de orgullo. ¿Te animas a probarla? Si te apetece lanzarte a preparar pan casero sin miedo y sin amasado, esta focaccia es tu receta. Perfecta para principiantes, ideal para impresionar en una comida y tan fácil que la repetirás cada semana. Ya sabes: harina, agua, aceite y un poco de tiempo. El resto lo hace la magia del horno. Y si encima la sirves con una copita de vino, ya ni te cuento… ¿La vas a preparar hoy o esperas al fin de semana? Sea cuando sea, verás que bien te queda. ¡Yo ya tengo otra masa fermentando en la nevera!