Focaccia, receta fácil de pan italiano esponjoso y burbujeante (sin amasar)

Con unos cuantos ingredientes básicos tendrás un esponjoso pan de ajo tipo focaccia ideal para el aperitivo

110 min

Sé el primero
en votar

Precio:

€ €

Dificultad:

Fácil

¿Alguna vez te ha dado por intentar hacer pan en casa y te has rendido al primer amasado? Que si se pega, que si no sube, que si esto es muy complicado... Pues hoy vengo a solucionarte ese drama con una receta italiana que es puro espectáculo: la focaccia sin amasar. Es blandita, burbujeante, y sabe a gloria con solo cuatro cosas de las que ya tienes por casa.

Además, tiene ese toque de ajo que te hace salivar como si estuvieras en una trattoria con mantel de cuadros rojos. Si la haces una vez, repites. Y si la sirves para un aperitivo con amigos, te vas a marcar un tanto. Apunta la receta que aquí no hay trampa ni cartón: ni amasado, ni fermentaciones imposibles, ni ingredientes raros. Solo paciencia y ganas de comer pan como un romano.

Lo más llamativo de esta receta de focaccia, es que no necesita amasado, y que con un sencillo truco, se formarán esas burbujas que hacen que el pan quede súper esponjoso y blandito.

Si te animas a probar diferentes versiones de esta receta italiana, estas focaccias con rodajas de tomate y queso de cabra son perfectas para una comida con amigos. ¿Tienes tiempo para pasar en la cocina? Anímate y prepara una auténtica focaccia con romero y cebolla. Se prepara de forma muy fácil y con pocos ingredientes, obteniendo un resultado espectacular. Eso sí, necesitarás al menos 2 horas para tenerla a punto.

Ingredientes paraFocaccia, receta fácil de pan italiano esponjoso y burbujeante (sin amasar)

  • 260 gramos de harina
  • 200 gramos de agua
  • 15 gramos de aceite de oliva
  • 4 gramos de sal
  • 2 gramos de levadura
  • Para el aceite de ajo
  • 70 gramos de ajo
  • 20 gramos de aceite de oliva
  • 1 gramo de sal
  • Pimienta

1. Prepara la masa de la focaccia

Diluye la levadura en el agua y agrega la harina y la sal para mezclar con ayuda de una espátula de silicona hasta obtener una masa ligera. Agrega el aceite de oliva, y mezcla bien con la espátula hasta que la masa quede lisa y homogénea. Cubre la masa con film transparente, y déjala fermentar durante 30 minutos a temperatura ambiente.

2. Trabaja la masa

Retira el film transparente, mójate las manos con agua, y estira la masa para hacer un pliegue. Gira el cuenco, y vuelve a plegar la masa de nuevo estirándola. Repite el proceso un par de veces más de manera que hayas plegado la masa 4 veces. Cubre la masa con film de nuevo, y déjala otros 20 minutos en reposo. Destapa de nuevo la masa, y repite la operación anterior para volver a plegarla 4 veces. Déjala en reposo 20 minutos más. Pliega nuevamente la masa y consérvala toda la noche en la nevera.

3. Fermenta la focaccia

Precalienta el horno a 230ºC. Pinta la bandeja del horno con aceite de oliva, coloca encima la masa, y dóblala ligeramente para formar un cuadrado. Dale la vuelta a la masa, y déjala reposar 20 minutos. Introdúcela en el horno y deja que fermente un par de horas.

4. Prepara el aceite de ajo

Pela y lamina finamente los ajos para rehogarlos unos minutos en una sartén con el aceite de oliva, y un poco de sal y pimienta. Retira el aceite de ajo del fuego y consérvalo para más tarde.

5. Hornea la focaccia

Rocía la focaccia con aceite de oliva, unta un poco igualmente en tus manos, y forma burbujas en la masa con ayuda de las manos. Reparte el ajo por encima, y hornea la focaccia durante 20 o 25 minutos.

El truco

Si quieres burbujas grandes y una textura ultra esponjosa, guarda la masa en la nevera al menos 12 horas. El resultado es espectacular.

 2.    Trabaja la masa Un pan con alma mediterránea y sabor de casa

La focaccia tiene ese no-sé-qué de los panes rústicos italianos: sencilla, humilde, pero capaz de alegrarte cualquier comida. La puedes servir con una tabla de quesos, como base para unos bocadillos gourmet o directamente sola, mojada en más aceite de oliva. No falla nunca.

Una de las cosas que más me gusta de esta receta es que se adapta a lo que tengas. ¿No tienes ajo? Usa romero. ¿Te apetece algo más potente? Añade tomates secos, aceitunas negras o queso parmesano rallado antes de hornear. Incluso puedes hacer una versión dulce, con uvas y azúcar. La base siempre es la misma: una masa sin complicaciones que sube mientras tú estás viendo una serie.

Y si te estás preguntando si merece la pena hacerla desde cero en lugar de comprar pan… te lo digo claro: sí. Porque esta focaccia no es solo pan, es una experiencia. Y además, hacerla te da la satisfacción de decir “la he hecho yo” mientras te zampas el último trozo con cara de orgullo.

 

¿Te animas a probarla?

Si te apetece lanzarte a preparar pan casero sin miedo y sin amasado, esta focaccia es tu receta. Perfecta para principiantes, ideal para impresionar en una comida y tan fácil que la repetirás cada semana. Ya sabes: harina, agua, aceite y un poco de tiempo. El resto lo hace la magia del horno. Y si encima la sirves con una copita de vino, ya ni te cuento…

¿La vas a preparar hoy o esperas al fin de semana? Sea cuando sea, verás que bien te queda. ¡Yo ya tengo otra masa fermentando en la nevera!

¿Has preparado esta receta?

Marcar como cocinada

Notas de cocina

Comparte las notas de tu cocinado con otros usuarios o envía un mensaje privado

Mis notas
Las más útiles
Todas

¿Te ha gustado esta receta?

Puedes guardarla en tus favoritos, imprimirla o compartirla