Cómo usar (bien) un rallador o mandolina

Un tomate, queso, un limón, chocolate, hortalizas... son ingredientes que habitualmente hay que incorporar rallados a la receta. Vale, ¿pero todos se rallan con el mismo rallador? No, hay ralladores específicos para cada alimento y corte, tenlo en cuenta a la hora de equipar tu cocina.

Mujer utilizando un espirulizador
Istock
Isabel Acevedo
Isabel Acevedo

Colaboradora

Tanto los ralladores como las mandolinas son fáciles de manejar, pero siempre debes seguir unas recomendaciones para hacerlo bien y no cortarte. El primer consejo y más importante, es la colocación. Asegúrate que estén sobre una superficie estable, limpia y seca, y, en el momento de usarlos, procura que las manos están alejadas de las cuchillas o de los metales con rugosidades para no hacerte daño. Por ello, en el caso de las mandolinas es aconsejable que optes por las que vienen con accesorios deslizantes protectores. Así podrás apurar al máximo los cortes sin temer por tus dedos. Por otro lado, si eliges mandolinas con cuchillas intercambiables, comprueba que están bien colocadas y que están firmes y con el grosor deseado. Si cuando las usas lo haces con movimientos firmes, pero sin tener que apretar mucho, es que lo estás haciendo bien.

Además de estas recomendaciones, ten en cuenta que:

  • Para cortar alimentos secos, pon un poco de agua en las hojillas para que se deslicen mejor.
  • Sujeta bien fuerte el espirulizador mientras extraes espaguetis de tus hortalizas.
  • Si usas cuchillas desmontables, afílalas de vez en cuando.
  • Corta y trocea tamaños de frutas, verduras y vegetales que sean manejables. Es recomendable empezar a rallar o a cortar las piezas, una vez estén partidas por la mitad.
  • Mantén el rallador o la mandolina en una posición perpendicular al cuerpo.
  • Asegura el ingrediente en la pieza de seguridad de la mandolina.
  • Sostén la mandolina de manera firme y uniforme con una mano, mientras que con la otra empuja el ingrediente por sus cuchillas.

Consejos que debes tener en cuenta

Como siempre, antes de decidirte por un rallador o una mandolina, debes saber qué uso le vas a dar. Si será esporádico o diario, si eres cocinillas y quieres "crear" o simplemente lo utilizarás para rallar y cortar de vez en cuando. Sabido esto, puedes optar por infinidad de tamaños, formas, colores, materiales, tipos de cortes, marcas… Aquí tienes algunas ideas que te serán de gran ayuda.

  • Materiales. Encontrarás ralladores y mandolinas con el cuerpo de plástico, de metal o acero inoxidable, que evidentemente te durarán más. Las cuchillas, generalmente, son de acero inoxidable, pero también puedes hallar de cerámica, que son más ecológicas. Al no contener hierro son resistentes a la erosión, permanecen afiladas por más tiempo, y no trasladan a los alimentos ningún tipo de sabor a óxido o hierro.
  • Tipos de cuchillas. En el caso de las mandolinas, puedes hallar modelos con cuchillas desmontables e intercambiables o fijas, que sin lugar a dudas, son la mejor opción para los que buscan un utensilio más sólido. También hay de una cuchilla o de múltiples. Las mandolinas profesionales tienen todos los tipos de corte incorporados al cuerpo, son indivisibles y se accionan mediante mecanismos manuales.
  • Grosor de ralladores. Con estos aparatos puedes conseguir diferentes grosores de rallado: fino (para piel de cítricos o para buscar un acabado tipo polvo), doble rallado medio (para hortalizas, frutas, quesos, chocolate...), rallador grueso (para quesos blandos, frutas, hortalizas…) y rallador estrella (perfecto para ingredientes duros).
  • Carro de seguridad. Es la parte de la mandolina que protege la mano durante el procesamiento de los alimentos. A la hora de elegir un modelo, procura que sea fiable. Así te aseguras que, al trabajar, no te vas a her daño.
  • De mano o que se sostienen por sí mismos. En el mercado puedes hallar ralladores y mandolinas que pueden sostenerse con la mano o sobre unos topes, generalmente antideslizantes. Estas son más cómodas.
  • Tamaño. Elígelo según tus necesidades. Para que estos utensilios no queden en el olvido dentro de cualquier armario de la cocina, es recomendable optar por modelos pequeños y compactos que son mucho más cómodos de utilizar.
  • Manuales o eléctricas. Además de las versiones manuales, también puedes encontrar mandolinas eléctricas, las más novedosas de todas. Son muy fáciles de usar, porque, además, gracias a su motor se consiguen cortes de forma más rápida y homogénea. Sin embargo, tampoco ofrecen muchas más prestaciones que las que se encuentran en las mandolinas manuales.