La salsa holandesa es ideal para acompañar pescados y mariscos, verduras a la plancha, ensaladas y los famosísimos huevos benedict . Esta salsa, pese a su nombre no tiene su origen en Holanda, sino en Francia, donde es una de sus salsas más populares. De ella derivan otras salsas como la bearnesa . Uno de los puntos fundamentales de la salsa holandesa es derretir la mantequilla para luego ir incorporándola poco a poco y que emulsione bien la salsa. Hay que batir las yemas de huevo poco a poco con la mostaza e ir incorporando la mantequilla fundida sin parar de batir hasta que espese. Se aliña con un poco de zumo de limón y si quieres aún más sabor cítrico, añade ralladura de la cáscara. Consejos para la salsa holandesa La salsa holandesa también se puede preparar a mano. Pon los ingredientes en un cuenco al baño maría y bate sin parar con unas varillas manuales. Si la salsa se te corta, no te preocupes: bate una yema de huevo con unas gotas de agua en otro recipiente y, cuando empiece a montarse, añade, poco a poco la salsa cortada. Una vez tengas la salsa hecha, no te esperes mucho a servirla ya que la mantequilla se solidificaría. Una buena idea, para que no se enfríe, es mantenerla en un bol sobre agua tibia. Una vez tengas la salsa holandesa hecha, puedes agregar un poco de eneldo picado. Si quieres seguir probando salsas, no te pierdas cómo realizar una salsa mojo picón