Los cordobeses vigilan y protegen con ahínco su tradicional salmorejo , por lo que suelen hacer pocas concesiones a la hora de llamar como tal a cualquier sopa fría. Sin embargo, todos coinciden en que el huevo y el jamón son aliados perfectos para elevar su receta clásica, porque aportan textura y sabor, y además incrementan sus grandes propiedades nutricionales. El tomate es una fuente mayúscula de licopeno , el cual ayuda en la prevención del cáncer, es un reductor del colesterol malo, ayuda a contra la hipertensión, aminora el riesgo cardiovascular, es buenísimo para la vista y contiene un fibra. El ajo refuerza las defensas del organismo, es expectorante y antiséptico y el AOVE es cardiosaludable y antioxidante. Si a esto le añadimos la fuente de proteínas que suman el huevo y el jamón, además de la vitamina B del primero y del Omega 3 del segundo resulta un plato de mayúsculos beneficiosos, pura salud. Eso sí, la sal en su justa medida y el pan siempre artesano. Consejos para tu salmorejo clásico con huevo y jamón El huevo . Los de producción ecológica y los de las gallinas camperas son los más nutritivos y los más ricos. Los 8 minutos que indicamos son los idóneos para que la clara sea consistente y agradecida de trabajar, y que la yema preserve un color brillante (muy lejos del color gris verduzco) y todo el sabor. Una vez cocidos, corta bajo el agua o con hielos la cocción, y una vez fríos, hazlos rodar con una ligera presión para que se resquebraje toda la cáscara sin romperse. Con ayuda de la uña, levanta cualquier trocito fragmentado y tira como si desenvolvieras el huevo, de esta manera sale de una y la superficie queda lisa, sin pellizcos. Para el salmorejo, lo mejor es emplear un rallador de agujero grueso. Lo ideal es que ralles la clara y después la yema, porque así puedes jugar con los colores en el emplatado. El jamón. Si optas por un jamón ibérico de bellota , no lo pases por la sartén, déjalo sudar y córtalo en taquitos o bien en filamentos no muy estrechos para que no se pierda el sabor ni de su carne ni de su grasita, la cual no deberías retirar nunca, porque llega a contener hasta un 60% de ácido oleico, es decir, esa parte grasa es una gran aliada que regula el colesterol, potenciando el bueno y reduciendo el malo. En el caso de que no sea un jamón ibérico de bellota y de optar por darle un toque de fuego con el fin de levantar la potencia de su parte grasa, se ha de impedir que se fría o se dore en exceso. Es mejor saltearlo brevemente, apagar el fuego y dejarlo en la sartén un par de minutos para que no pierda mordida. Para conocer los mejores ingredientes para elaborar un auténtico salmorejo, puedes consultar este mismo apartado en nuestra receta de salmorejo clásico tradicional cordobés.