La semana pasada os dije en estas páginas que no tenía muy claro lo que estaba pasando con Kiko Hernández con todas las informaciones de si había habido boda o no. Además, afirmé que si todo era producto de una estrategia promocional me sentía utilizada. El día que reapareció Kiko en ‘Sálvame’ me hubiera gustado estar en plató, pero no me tocó presentar. Recuerdo que yo estaba fuera de casa, porque tenía una serie de compromisos. Me sentía inquieta por lo que iba a ocurrir así que decidí conecta me a través de mi móvil para ver el programa en directo. De repente veo que Kiko se sube a lo que nosotros llamamos el pulpillo y que usamos para dar informaciones importantes. Cuando llego a casa de unos amigos les pido que me pongan el programa desde el principio para verlo en condiciones. Me llamó la atención lo desafiante que estuvo con mis compañeras presentadoras, María Patiño y Adela González.
A mí no me extrañó porque estaba viendo al Kiko que conozco. Me impacientaba ver cómo se iba a resolver todo lo que había ocurrido desde el jueves anterior. Lloro cuando veo a mi compañero arremeter contra su amiga, Marta López, injustificadamente. Sufro cuando la veo llorar de manera desconsolada, porque hay cosas que nadie merece y menos una amiga. Una amiga protectora, confidente y que ha estado en los momentos importantes de su vida. Minutos después, cuando Kiko se sube al pulpillo se convierte en otro ser. Empiezo a intuir que algo importante y grandioso, por parte de él, va a ocurrir. Así fue. Por primera vez, le veo hablar con libertad, con sentimiento, con compromiso y con amor. A mí me da igual a quien ame Kiko. Siempre me ha dado lo mismo. Todo el mundo es libre de querer a quien quiera. Me pensé mucho escribirle un mensaje. Lo hice y le dije: “Me alegro mucho de que seas feliz”. Vivir y criar a tus hijos en libertad es una de las cosas más importantes que tenemos.
Amar es uno de los privilegios que nos da la vida. Vivir sin el amor de tus hermanos, de tus hijos, de tus primos, de tus tíos, de tus amigos es no vivir. Para mí eso sería insoportable. Cuántas veces me han dicho que yo he renunciado al amor. Eso no es verdad. Jamás he renunciado a ello, porque vivo rodeada de amor. El amor en sí, es mucho más que el que te da una pareja. Por eso, se lo hago saber a Kiko y le dije que creo que empezaba una etapa en su vida importantísima. Uno puede tener en la privacidad su vida en pareja, pero compartir y hacer saber ese amor no deja de ser una recompensa para sí mismo. No tengo nada que ocultar y tampoco tengo nada de lo que alardear. Amar es un ejercicio diario entre dos personas, sean hombres o mujeres. Amar te permite vivir tu vida y la de la persona a quién amas. Al final, vives una vida juntos. No me equivoco si digo que el mensaje más bonito y más importante que he tenido de Kiko Hernández fue su respuesta al que yo le mandé. Sé que a pesar de lo que somos cada uno, ninguno más ni menos, y a pesar de sus arreones televisivos hacia mí, hacia mi familia y hacia mi hija, no pudo evitar poner que me quería. Entiendo que a muchas personas de mi entorno esas palabras les desestabilice y me digan que cómo me creo que él me quiere. Yo siempre he pensado que Kiko me quiere a su manera, a pesar de todo lo que hacía y decía. Me caracterizo por no ser una persona rencorosa ni vengativa. No me he criado en el odio. Por eso, aunque a algunos de mis amigos les cueste entenderlo, yo le deseo a Kiko toda la felicidad del mundo.
Tienes una aventura por delante que no solo es amar y ser amado. Sino, como él dijo, tener a alguien con quien formar una familia completa. Los que hemos criado a nuestros hijos solos y hemos vivido por nuestros amigos cómo es criar a un hijo en pareja sabemos las dificultades que conlleva eso. Si uno tiene alguien a quien querer, que te quiera, que quiera a tu familia, y tú a la suya, eso es un plus en la vida. Eso es lo que está empezando a vivir Kiko Hernández. ¡Felicidades, compañero! Ojalá sea para siempre.