Las desorbitadas medidas de seguridad impuestas por Brad Pitt

Y el FBI ha archivado la investigación sobre los presuntos malos tratos a Maddox

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Seis de la tarde. Madrid. Plaza de Callao. Toda la acera que colinda con Gran Vía vallada. Cientos de personas intentando acercarse a una alfombra roja. Dos equipos de agentes de tráfico controlando la viabilidad. Más de 25 policías municipales acordonando la zona y controlando a los peatones. Los cines Callao con todo preparado para recibir a Brad Pitt.

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El guapo por excelencia de Hollywood ha viajado a la capital y no ha dejado a nadie indiferente. Ni para bien, ni para mal. Desde que hace unas semanas se conociera que Angelina Jolie le había pedido el divorcio, cada uno de sus pasos se ha convertido en noticia. Y si a eso le sumamos que verle en España es, cuanto menos, poco frecuente, la expectación estaba servida.

La prensa interesada en captar el momento era mucha, pero la visita de Brad Pitt ha estado marcada por exageradas medidas de seguridad que no han contentado a todos. Para empezar, los operadores de televisión tenían la entrada vetada a la première de ‘Aliados’, la película que venía a presentar junto a Marión Cotillard. Los fotógrafos se dividían en dos grupos, los que consiguieron la ansiada acreditación para pasar al photocall y poder fotografiarles, y los que tuvieron que trabajar desde la calle, junto a las cámaras de vídeo, intentando capturar una imagen mientras decenas de agentes luchaban por impedírselo.

A las 20.45 estaba prevista la llegada de Brad Pitt. En ese momento, se unió a la 'fiesta' su propio equipo de seguridad, formado por al menos quince hombres más. Trabajar se convirtió en una difícil tarea. Incluso cuando llegaron el resto de los invitados se trató de impedir el acercamiento. Adriana Abenia es un ejemplo, acudió al preestreno y quiso acercarse a atender a los compañeros que estaban fuera. Pero para su asombro, se vio obligada a traspasar la barrera policial que trataba de impedírselo.

De hecho, numerosas personas, que nada tenían que ver con el evento, se quejaron de lo difícil que era sencillamente andar por la calle. Muy pocos quedaron contentos con lo ocurrido, solo algún afortunado fan que pudo conseguir un selfie con el actor. Ni siquiera la propia empresa que organizaba el evento pudo controlar la situación.

En el momento en que Brad Pitt y todo su equipo llegaron, invitaron a todos los miembros de la organización a abandonar el lugar. El resto de asistentes ya había accedido al cine y decidieron que en ese momento era Paramount, la productora de la película, quien debía tomar las riendas de la situación. Algo poco común y que enfadó mucho a los que llevaban semanas trabajando para que todo saliera perfecto.

Nos cuesta entender la actitud de Brad Pitt, quien asesorado por su equipo, anulaba todos las entrevistas y encuentros con la prensa que tenía previstos hacer. En sus anteriores visitas siempre ha sido tratado con mucho mimo y en su paso por Madrid recibía una buena noticia: el FBI dejaba de investigarle por las acusaciones de malos tratos hacia su hijo mayor que habían salido a la luz a raíz del proceso de divorcio con Angelina Jolie. Un motivo más para disfrutar de su viaje a Madrid y no para blindarse.

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