El miércoles me despierto con un mensaje de Mercedes Milá diciéndome que está para lo que necesite. Y un mensaje de voz de Jesús Calleja ofreciéndome también su apoyo. No entiendo nada hasta que buceo en internet y me entero de la copla. Pese a que el sábado anuncié en el ‘Deluxe’ que me tomaba una semana de vacaciones, diversos medios han publicado que abandono ‘Sálvame’. Inventan razones, pergeñan teorías falsas, escriben medias verdades o directamente mentiras.
Da igual que acabe de entrar en ‘Sálvame Naranja’ para volver a explicar lo que conté en su día. No rectificarán porque el orgullo no se lo permite. Darán la vuelta a mis argumentos para seguir utilizando mi nombre en titulares. Lo acabo de decir en el programa: tengo que ponerle un altar a cada uno de mis seguidores porque, pese a los impactos negativos que reciben sobre mí en los medios digitales, siguen a mi lado.
En cualquier caso, los profesionales que gozamos de cierta popularidad nos enfrentamos a una batalla perdida. Somos carne de titulares tramposos y tremendistas. Solo nos queda confiar en la bondad de nuestros benditos fans. Por cierto, un par de horas después de hablar en ‘Sálvame’ y contar que estaba en el Caribe con mi madre, me llega un mensaje de un conocido: “Oye, que me acaba de decir mi madre que te has ido a Canarias porque estás pasando una mala rachilla”. Y ahí es cuando, entonces, yo pienso: “¿Qué hago? ¿Me mato?”.