Regresan los premios Goya, regresa el cine, la cultura y, en una noche como esta, también regresa el glamur. Los responsables de habernos hecho soñar con sus historias hoy nos embriagan de una magia única: la que desprenden las estrellas del celuloide.
Desde las seis y media de la tarde los lookazos de ellos y ellas no se han hecho esperar. Una de las primeras en pisar la alfombra roja ha sido Belén Cuesta, nominada como Mejor Actriz de Reparto por su papel en la exitosa ‘La llamada’, donde interpreta a la hermana Milagros, la religiosa que cualquiera de nosotros había querido tener como monitora en un campamento como el de la Brújula. Además, ‘La llamada’ tiene a dos de sus actrices, Belén y Ana Castillo compitiendo en la misma categoría. La película de los Javis cuenta con nominaciones a Mejor Canción Original, compuesta por Leiva, a Dirección Novel así como a Guión Adaptado, pues, no olvidemos, que esta fantasía de film tiene su origen en la obra de teatro que Calvo y Ambrossi escribieron para que Macarena García, hermana del segundo, protagonizara en la entrada del teatro Lara.
'La llamada' no es el único film que ha arrancado sonoros aplausos a lo largo de este año. La película de otra directora novel, Carla Simón, es una de las favoritas del público y de los críticos. Su ‘Verano 1993’ nos hace volver a ser niños, a enfrentarnos con la pérdida y a no saber muy bien cómo gestionarla. Una historia contada de una manera tan sencilla, como sensible, realista y sincera. Simón fue capaz de hacernos ver a través de la mirada de Frida, su personaje protagonista, de arañarnos el corazón y de que hiciéramos nuestra la historia, sintiéndola como propia.
‘Handia’, ‘El Autor’, ‘La Librería’ y ‘Verónica’ completan, junto con ‘Verano 1993’, el quinteto de películas escogidas por los académicos para competir en la categoría de Mejor Film del año. De estas cinco piezas, una está hecha en euskera, otra en inglés, otra en catalán y dos en castellano, configurando una auténtica novedad en los planteles de esta categoría. Esto demuestra una cosa: el arte no entiende de idiomas, ni de banderas ni de fronteras. Los de este año son unos Goya para la historia.