El principal sospechoso contra Maddie McCann a juicio: la pista que le delata

Esta misma semana Christian Brueckner está siendo protagonista de un largo proceso judicial contra él. Se le ha sentado en el banquillo por cuatro delitos sexuales perpetrados también en Portugal.

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Madeleine McCann
Gtres

El siniestro Christian Brueckner continúa, más de quince años después, siendo el principal sospechoso de la desaparición de Madeleine McCann en Portugal. Al menos, este oscuro personaje que cuenta con un rico historial de hechos ilícitos a sus espaldas, ya está entre rejas por la violación y asesinato de una septegenaria. Aunque su encarcelamiento es solo por este atroz crimen, lo cierto es que el alemán está acusado de muchos otros delitos sexuales que deberían ser resueltos. Todos. Del primero al último.

Esta semana le ha tocado el turno a Hazel Behan, una irlandesa de 40 años con deseos de venganza por su desagradable encuentro con este depredador sexual y principal sospechoso del secuestro y muerte de Maddie. Y es que esta mujer fue violada y amenazada de muerte por un encapuchado en su piso de Portugal hace ya 20 años, pero pese a ser la protagonista de una situación tan extrema hubo algo que siempre recordaría. Los ojos de su violador.

La jueza miró fijamente al presunto asesino de Maddie

Este es su único recuerdo perfectamente registrado en su cerebro. Concretamente, recuerda unos “brillantes ojos azules muy penetrantes” que además resaltaban especialmente por la ropa negra que llevaba el sospechoso de violación. La juez, ante esta sentencia tan firme, no ha tenido otra opción. Quiso mirar de frente y a escasos centímetros al imputado que, actualmente, está siendo juzgado también por otras tres violaciones y dos ofensas sexuales. Le pidió que se acercara al estrado “para que podamos mirarle a los ojos” y comprobar que, efectivamente, coincidían con la descripción de la irlandesa.

Ya en 2020 reconoció a Brueckner por una foto que le enseñó la policía. “Vi sus ojos… y me sentí enferma”, se ha sincerado en el juicio, donde también ha reconocido que incluso vomitó al ver de nuevo esos ojos tan malvados. Es más, tan claro lo tiene la víctima que cuando la juez le preguntó si había comparado esa fotografía con la de otros posibles presuntos violadores Hazel contestó “no era necesario”.

Sus ojos: "Me perforaron el cráneo y nunca los olvidaré"

Como no podría ser de otra manera, la juez ha tenido que seguir incidiendo en el doloroso asunto para esclarecer el caso. Pese a que ella misma había podido cotejar en Sala con el acusado que el color de sus ojos era igual que el señalado por Behan, ha tenido que preguntarle a esta si considera que solo por este pequeño detalle podría identificar claramente a su violador. La respuesta impacta.

“Cuando pasas tiempo en esta situación y no hay nada más que puedas ver, es lo único que puedes recordar. Me perforaron el cráneo y nunca los olvidaré”, ha explicado ante los magistrados del caso que forma parte de una investigación contra Christian mucho más amplia. También hechos acaecidos supuestamente en Portugal, el alemán parece estar también detrás de tres delitos sexuales más -de diciembre de 2000 a verano de 2017- contra cinco mujeres y niñas de diez inocentes años en adelante.

Habrá que seguir muy de cerca este macrojuicio contra un Brueckner que, como no podía ser menos, niega la mayor. Y es que esta ha sido, de momento, la primera sesión de un proceso que, seguramente, le haga aumentar considerablemente su tiempo en prisión.

A punto de resolverse el caso de Maddie, según sus responsables

La otra investigación que en el último año ha vuelto a coger fuerza ha sido la desaparición de la pequeña Maddie. Y es que, en los últimos meses, la declaración a la policía de un conocido de Brueckner que dice que este, junto a otro ‘amigo de fechorías’, planeó el secuestro de la niña británica para venderla a una familia sin hijos pero que terminó asesinándola por las dimensiones que rápidamente tomó el caso, o la comprobación de ADN con la tecnología actual en la furgoneta con la que supuestamente se perpetró el crimen, hacen que más que nunca el de 47 años esté en el punto de mira de la Interpol.

Si finalmente este 2024 las autoridades policiales resolvieran un caso que dio la vuelta al mundo y lo sigue haciendo a día de hoy, los McCann no tendrían que volver a celebrar lo que, desgraciadamente, de nuevo tuvieron que hacer a principios de mayo. El día tres se cumplieron 17 años desde que en 2007 desapareciera, sin dejar rastro, una adorable niña rubia de solo cuatro años en el Algarve, Portugal.

Si la investigación, ya al 90 por ciento de su resolución según sus responsables, llega a su fin con el esclarecimiento del paradero de la niña, viva o muerta, Kate y Gerry, sus atormentados padres, y el resto de la sociedad mundial podremos seguir viviendo con un poco más de paz.
 

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