De tal palo, tal astilla. Imposible imaginar que una personalidad tan arrolladora como la de Rossy de Palma no termine trasladándose, también, a las de sus hijos. Con ese huracán de talento, energía y libertad en casa, ¿cómo iba a salir? ¡Pues estupendos, evidentemente! La actriz acude ya habitualmente a eventos y presentaciones del brazo de su hija Luna, que acaba de cumplir 18 años pero se mueve como pez en el agua. Normal que su madre se emocione cada vez que tiene que hablar de ella...
“Es muy potente”. Así describe Rossy de Palma a su hija -¡y para que lo diga ella!-. “Como dice mi madre, 'es como tú, pero elevada a la sexta potencia'”. No queremos ni imaginarlo. La actriz ha encontrado en Luna la horma de su zapato. Ambas comparten ese carácter que ha hecho de Rossy un espectáculo andante, además de una de las mejores actrices de todos los tiempos. Trabajadora, divertida, excéntrica, luchadora, vamos, el mejor ejemplo que Luna podría haber tenido en casa.
Rossy trata de dejarle su espacio, incluso cuando acude a eventos donde ella es la protangonista, pero, con todo, le resulta imposible no deshacerse en halagos hacia su pequeña. “La primera palabra que dijo de pequeñita fue 'no' y yo me quedé... Pensé 'mira, no te voy a contradecir, porque yo he tardado 40 años en decir eso con propiedad y tú, ya con dos años, me estás diciendo este 'no' tan potente”, explica con orgullo. “Lo ideal es respetar a los hijos libremente, como ellos son”.
Luna, que acaba de cumplir 18 años, se enfrenta ahora a un futuro repleto, como no, de cámaras. Algo que a Rossy no le preocupa demasiado. “No hay privacidad hoy en día”, puntualiza. “Ella tiene su cuenta de instagram, yo tengo la mía. Hay una naturalidad. Ni esconderse, ni exhibirse, naturalidad y ya está”. Ambas suelen acudir juntas a presentaciones y desfiles, uno de los principles intereses de la joven. Claro que, contando la relación de Rossy con Gaultier, tampoco es de extrañar.
El futuro tampoco es algo que le quite el sueño a la actriz. Ni el suyo, ni el de su hija. “Ella se ha cogido un año sabático para estudiar el año que viene. Va a ir a la universidad, cosa que yo no llegué. Los hijos siempre superan a los padres. Es ley de vida”, explica. Tanto Luna como su otro hijo, Gabriel, han heredado el talento de su madre. ¿Hacia dónde lo enfocarán? Ese es la incógnita. Aunque, viendo de donde vienen, podrán hacer lo que quieran.