Luis Rollán, que estos días los está pasando en Ibiza después de haber estado en el centro de la polémica mediática, vuelve a estar en el foco. Este año no se va a poder bañar a gusto, pues cada vez son más los famosos que supuestamente habrían sido traicionados por su amigo y periodista, habiendo filtrado informaciones suyas a la prensa o los fotógrafos. ¿La última? María José Campanario.
Luis tiene la suerte de contar con amigos y conocidos, que lo defienden, y prefieren no creerse estas filtraciones que él habría estado realizando. Hasta los que no son amigos íntimos, como María José, prefieren creer en la inocencia de Luis. Campanario afirma, en conversaciones con Vanitatis, que ella, hasta que no se demuestre con pruebas reales que el periodista ha hablado de más de ella y de su vida, prefiere no creerse lo que se está diciendo. Además, asegura que con él no mantiene una amistad estrecha, ni si quiera una amistad. “Solo es un conocido con el que he coincidido alguna vez”. Y sostiene que, con ella, él siempre ha comportado de una manera “muy correcta”. Por lo tanto, de esos mensajes que supuestamente existirían y que aportarían datos sobre ella y de sus visitas a Barcelona no les da crédito alguno, pues “podrían haber sido manipulados”. Hasta que no se demuestre la veracidad de los mismos, ella seguirá pensando bien del amigo de Raquel Bollo.
María José, que desconocía el contenido de dichos mensajes, se ha disgustado al saber que en algunos de ellos se hablaría de que el objetivo de sus visitas a la Ciudad Condal sería para ver “a su nuevo novio”. “Me parece de muy mal gusto. Lo mismo era en plan broma. Pero esas bromas no me gustan ni un pelo”. Y ha recordado que la última vez que pisó Barcelona fue para asistir a unas conferencias relacionadas con sus estudios, que organizaba un amigo dentista. Una eminencia en diseño de la sonrisa. Unas ponencias que, hay que recordar, no estuvieron exentas de polémica, pues se habló de un trato preferencial a la recién licenciada por ser, únicamente, alguien famoso. Ella lo desmintió y aseguró que si obtuvo su asiento en la primera fila fue porque quien lo organizaba sabía de sus problemas con las cervicales, y le quiso facilitar su asistencia.