Jaime de Borbón-Dos Sicilias y Charlotte Lindesay-Bethune ya son marido y mujer. La ciudad italiana de Palermo (Sicilia) ha congregado a la flor y nata de la aristocracia europea (sin presencia de la casa real española) para asistir a la multitudinaria boda del hijo de los duques de Calabria y nieto del infante don Carlos. 

La ceremonia ha tenido lugar en la Catedral de Santa María la Nueva de Monreale y para sorpresa de todos era la novia la primera en llegar al templo. A bordo de un carruaje y con el sonido de las gaitas de fondo, como guiño a su origen escocés, Charlotte reaparecía radiante y visiblemente nerviosa acompañada de su padre.

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Jaime de Borbón dos Sicilias y Charlotte boda

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Radiante novia

Tras la entrada en la iglesia del novio, Charlotte procedía a bajar del coche de caballos dejando al descubierto el secreto mejor guardado: el vestido de novia. La joven estaba espectacular con un diseño de inspiración romántica con cuerpo de encaje de cuello alto y falda evasé que le sentaba como un guante.

Jaime de Borbón dos Sicilias y Charlotte

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Tiara real

El velo no faltaba aunque estaba colocado en el recogido para no cubrir su rostro en ningún momento. Por tradición, Charlotte ha lucido una tiara que pertenece a la familia de su padre James Lindesay-Bethune, conde de Lindsay. Se trata de una diadema de diamantes con remate de perlas a juego con sus pendientes en forma de gota. 

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Recepción en el Palacio Real de Palermo

Tras la ceremonia, los más de 200 invitados se han trasladado hasta el Palacio Real de Palermo donde ha tenido lugar una recepción en honor a los duques de Noto ya convertidos en marido y mujer.

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Representación española

Aunque finalmente no ha habido representación de la familia real a pesar de la estrecha relación que existe entre los novios y los Reyes de España, hasta allí se trasladaban Fernando Fitz-James, duque de Huéscar y su hermano Carlos, que asistían acompañados de Sofía Palazuelo y Belén Corsini, respectivamente.