Perdóname, querida muchacha, que no conozca tu apellido. No sé a lo que te dedicas, además de salir en las fotos con bodies pequeñitos haciendo gimnasia. Sé que eres la madre de una hija de Cristiano, y que todos hemos celebrado mucho que dijeras: “No estoy embarazada, sino gorda porque he comido mucha pasta”. Está bien, sí, pero…
Una frase no justifica una existencia, adorada argentina (me acabo de enterar mirando la Wikipedia). Mientras tu novio, que jamás te menciona, brilla con luz propia, tú eres gris como un ratoncito gris. Sonríes desdeñosamente, no interactúas, no se te conoce actividad, opiniones, amigas, currículo, planes de futuro… Antes a las chicas como tú las llamábamos mujeres objeto o florero. Las criticábamos. Quizás teníamos envidia.