La tradición sagrada de Paz Padilla y su hija

Cada uno tenemos nuestras tradiciones que nos gusta repetir con puntualidad británica y que nos hacen más llevadera la existencia. Las cervezas del jueves, el cine de los miércoles o, en el caso de Paz Padilla y su hija, Anna Ferrer, el chino-japonés de los domingos.

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El último día de la semana, ahí están las dos palillos en ristre y pidiendo lo de siempre. Para qué cambiar. Arroz tres delicias, sushi variado y bien de wasabi para ‘alegrar’ la salsa de soja. Las dos mano a mano, poniéndose las botas y cargando fuerzas para una semana repleta de entrenamientos, programas de televisión o clases en la universidad. Estas madre e hija tienen las agendas muy apretadas pero siempre, siempre sacan tiempo para comer juntas. Entonces se ponen al día y cultivan esa amistad que es la envidia de todos. Nadie tiene más complicidad que las Padilla.

Este fin de semana parece que ha tocado relax en casa después de que los dos anteriores estuvieran repletos de viajes. Primero se desplazaron hasta Cádiz, donde disfrutaron de los Carnavales y de la familia materna, y el pasado viajaron hasta Maspalomas. Fue un regalo que Paz quiso tener con Anna por su reciente cumpleaños, y las dos aprovecharon el buen tiempo en la playa y en la piscina del hotel. El ‘bronce’ que trajeron de vuelta a la capital fue el mejor souvenir que pudieron llevarse.

Esto no quiere decir que el fin de semana no haya sido especial, de hecho, ha estado repleto de emociones, puesto que la humorista recibió un bonito homenaje por parte del Smile Festival, algo que llenó de orgullo a su hija, “te mereces esto y más”, le dedicó. Y de esta manera tan única arrancaron los días de descanso que cerraron con un buen atracón de comida oriental. No creemos que haya planazo mejor.