Hay muchos adjetivos que han definido a la reina Máxima desde que se casó con Guillermo Alejandro de Holanda. Divertida, natural, espontánea o sonriente son solo algunos de ellos. Esta actitud tan cercana ha provocado que la madre de la princesa Amalia se haya convertido en una de las royals mejor valoradas de las monarquías europeas. Sin embargo, no siempre es así.
El experto real Rick Evers ha informado en sus redes sociales que la soberana manifestó su mal carácter a su llegada a Sudáfrica. Tras acudir a la primera misa oficial del papa León XIV, Máxima ha puesto rumbo al país africano con motivo de un viaje internacional. Estos tres días alejada de su hogar se enmarcan dentro del papel de la reina como Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Salud Financiera.
Para poder comenzar su agenda de actos de manera tranquila y relajada, la monarca viajó hasta Ciudad del Cabo la pasada noche. Al aterrizar, varios medios de comunicación y fotógrafos acreditados la esperaban para retratar su llegada a la ciudad. No obstante, lejos de hacer gala de su carisma habitual, Máxima se negó a que la fotografiarán.
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Evers ha confirmado el mal humor de la reina y ha asegurado que esta conducta cayó como un jarro de agua fría en los allí presentes. "La Reina Máxima aterrizó esta noche en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Los medios oficiales que fueron escoltados al aeropuerto para informar sobre su llegada se mostraron decepcionados: Su Majestad estaba de mal humor y no quería que le tomaran fotos. ¡Qué buen comienzo!", ha comunicado Rick.
El cambio de actitud de Máxima de Holanda
Los motivos de este mal humor no se conocen. Quizá la reina había tenido un mal viaje, se encontraba indispuesta o simplemente no estaba de humor. Sea como fuere, la verdad es que Máxima debió darse cuenta de su error, ya que su actitud dio un giro radical en pocas horas.
Después de descansar y cambiarse, la madre de Alexia de Holanda acudió a su primer compromiso sonriente y calmada. Nada parecía indicar que le molestaran las cámaras o las preguntas de los periodistas. De hecho, no dudó en saludar a uno de los anfitriones con gestos informales y unirse a un baile mientras sonaba música local. Moviendo las caderas, levantando los brazos y mostrándose totalmente espontánea, Máxima volvió a ser la soberana que conocemos.
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También hubo tiempo para conocer algunas de las iniciativas que ayudan a la sociedad de Ciudad del Cabo a seguir adelante. Por ejemplo, conoció lo que es un stokvel, una asociación de ahorro o crédito muy habitual en las vecindades de pocos ingresos del país. Consiste en que los vecinos donan cierto dinero con regularidad para gestionar proyectos colectivos. De esta manera, son los propios vecinos los que colaboran para su propio empoderamiento.
El estilismo
Siendo consciente de que tenía por delante un día muy largo, Máxima ha optado por un estilismo cómodo a la vez que elegante. La reina ha lucido un conjunto de dos piezas de la firma Dries van Noten. Mientras que la blazer se cruzaba en el torso y mostraba grandes botones negros, el pantalón era de pernera ancha. El color azul marino del conjunto combinaba a la perfección con la blusa con estampado en blanco y azul.
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En cuanto a los complementos, la monarca ha elegido un bolso de la marca Marn en la misma tonalidad que los zapatos de tacón terminados en punta. El toque de color diferente lo aportaban unos pendientes en forma de ramillo de flores de colores. Esta elección coincide con el análisis que Josine Droogendijk, experta en Casa Real y especialista en moda, hizo sobre Máxima.
La propietaria del blog 'Mode Koningin Maxima' señalaba que el estilo de la reina era muy argentino por distintos motivos, como los colores vivos, la ropa de trabajo o accesorios llamativos. "A lo largo de los años, la Reina ha adquirido más de 1.500 conjuntos diferentes, desde abrigos clásicos con bordados intrincados hasta monos modernos con estampados coloridos. Cada uno cuenta una historia y al hacerlo nos acerca a la persona que se esconde detrás de ese puesto especial", manifestaba Josine.
Este estilo tan marcado ha tenido un impacto en sus tres hijas. La experta no dudaba en afirmar que la monarca había sido "una gran influencia" para Amalia, Alexia y Ariane. Por ejemplo, las tres han imitado a su progenitora en aspectos muy concretos: "La reina Máxima suele llevar guantes, al igual que sus hijas. Lo mismo ocurre con las botas rojas".
Eso sí, poco a poco, las princesas han sabido marcar sus límites y desarrollar su propio estilo. "Desde que Amalia contrató un estilista, la influencia de Máxima ha disminuido. En el momento de las amenazas, se encontraba en una profunda crisis psicológica. Ahora que ha recuperado más libertad, irradia como nunca", explicaba Droogendijk.
Respecto a Alexia, la joven habría querido desarrollar su propio camino en la moda, alejándose de las opciones de su madre. No en vano es apodada la 'princesa rebelde'. Y en cuanto a la más pequeña. Y, por último, Ariane. Según Droogendijk, la pequeña de la familia se siente cómoda en un la discreción, dejando que el protagonismo se lo llevaran sus hermanas. Un rol por el que Josine asegura que "Ariane es la princesa del fondo, pero esto se debe menos a su ropa".