En vísperas del 21 aniversario de la gran boda de don Felipe y doña Letizia, merece la pena hacer una mención a la lujosa cena de gala que se celebró en el palacio de El Pardo en honor a los entonces príncipes de Asturias. El protocolo de vestimenta marcaba traje para ellos y vestido largo para ellas, sin tiaras.
La futura novia deslumbró con un vestidazo metalizado que acaparó todas las miradas. Aunque las opiniones fueron muy variadas y suscitó alguna que otra crítica, lo cierto es que doña Letizia no pasó desapercibida para nadie. Hoy, hemos querido analizar este look icónico con Asun Domínguez, experta en patronaje y confección.
En un primer golpe de vista, la experta recuerda como esta creación de Lorenzo Caprile recuerda de alguna forma al diseño que llevó en la cena de gala de Dinamarca previa a la boda de Federico y Mary. "No me gusta porque es muy recargado. Lo tiene todo", sentencia al tiempo que habla del cuerpo drapeado con un voluminoso escote bardot o ese efecto recogido en la falda que hace de polisón rematado en un tul bordado con pedrería.
"Esta confeccionado en seda salvaje color plata que se arruga, ya salió del coche arrugado... La protagonista era ella y no podía llevar algo sencillo, pero fue demasiado. No acertó", manifestaba Domínguez.
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Aunque a nivel de estilismo no le convence por resultarle "excesivo", Asun Domínguez ha querido resaltar que "la ejecución del vestido es perfecta, pero personalmente no me termina de convencer porque es muy recargado". Además, la lluvia provocó que se desluciera mucho al tener que llevarlo recogido en la mano.
Teniendo en cuanta el estilo sencillo y minimalista de doña Letizia en la actualidad, la experta en patronaje está segura de que la consorte "se dejó asesorar" y no acertó. " A día de hoy, doña Letizia defiende un estilo más minimalista, más pulido, bonito... Hoy, no lo llevaría ni loca".
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La elección de los colores respecto a Letizia y Sofía también fue llamativa. Y es que cabe destacar que mientras que la consorte lució un vestido plateado, su suegra optó por un diseño en color oro. Un detalle muy significativo con la que, quizás, se quiso reflejar la posición de cada una a pesar de que en este día la protagonista, sin duda alguna, fue Letizia Ortiz.
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Respecto a las joyas y como deferencia a sus suegros, doña Letizia usó el juego de gargantilla y pendientes que don Juan Carlos y doña Sofía le regalaron por su boda con don Felipe. Confeccionadas en oro blanco, diamantes y perlas, fueron las que inauguraron el joyero personal de la Reina.
La doble transformación del vestido metalizado de Lorenzo Caprile
A diferencia del éxito de las dos creaciones que Lorenzo Caprile creó para ella en su primer periplo por Dinamarca, este diseño no fue tan aplaudido. Quizás el color o un vestido tan voluminoso... lo cierto es que meses después, doña Letizia decidió transformarlo por completo, en busca de un modelo más acorde a su estilo. ¿Lo consiguió?
Doña Letizia, ya convertida en princesa de Asturias, volvía a vestirse de gala el 31 de enero de 2006 con motivo de la en la recepción de gala que se organizó en honor al Presidente de Hungría. Tal y como se puede observar en la imagen, la mujer de don Felipe eliminó todos los excesos.
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Se reformó el escote en favor de uno más sencillo: tirantes anchos y en pico. Se eliminó por completo el fruncido del cuerpo para presentarlo completamente liso, con una única jareta central. Pero no contenta con eso, cuatro años después lo volvió a lucir con más cambios.
En 2009, con motivo de la cena de gala en homenaje a Nicolas Sarkozy, doña Letizia dio una tercera oportunidad al diseño de Lorenzo Caprile. Añadió un encaje con paillettes en la zona del escote y el bajo de la falda quizás en busca de un giro atractivo. Sea como fuere, lo que es una realidad es que este vestido nunca llegó a convencer a la Reina y no ha vuelto a ver la luz.
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