La impresionante boda de Vicky Martín Berrocal y Manuel Díaz que colapsó el centro de Sevilla

"El diestro, de 29 años, se casó con Vicky Martín Berrocal, de 24, en una impresionante ceremonia rociera seguida con gran emoción por los 1.200 invitados, más de 5.000 admiradores y millones de espectadores por TV. Los cariñosos gritos de '¡torero, torero!' y '¡guapa, guapa!' fueron el mejor regalo del pueblo de Sevilla a los novios en el día más feliz de su vida". Así arrancaba la revista Lecturas el amplio reportaje con el que cubrió una de las bodas más esperadas de 1997. La hija del ganadero y el hijo no reconocido de 'El Cordobés' se daban el "sí, quiero" en la Iglesia Colegial del Divino Salvador ante 1.200 invitados y una larguísima lista de rostros famosos.

"Estoy más nervioso que en una corrida"

Por supuesto, el tema ocupó la portada de Lecturas. El padre de la novia organizó una boda a lo grande, quizá porque, tal y como explicó su hija años más tarde, "como él nunca se casó, organizó una boda como si el que se casara fuera él". Manuel, el novio, ante la magnitud de lo que su suegro había montado, le confesó a su hermano Chema: "Estoy más nervioso que en una corrida... Es increíble, estoy sudando de los nervios. Esto sí que es un paseíllo".

Portada de Lecturas.

El goteo de famosos que asistieron a la boda fue incesante. Allí estuvieron Rocío Jurado y Ortega Cano, Sebastián Palomo Linares y Marina Danko, Marta Sánchez y Javier Conde (quien, con los años se casaría con Estrella Morente), Pepín Liria y su mujer, Vicente Ruiz 'El Soro' y su esposa, los diseñadores Victorio y Lucchino, la Miss España María José Suárez, la torera Cristina Sánchez, María Jiménez y Pepe Sancho, Eugenia Martínez de Irujo, César Cadaval y su mujer, Carlos Herrera y Mariló Montero, Raquel Revuelta y su marido, Paloma Cuevas y Enrique Ponce, Espartaco y Patricia Rato, Norma Duval y Marc Ostarcevic, la bailarina María Rosa y la diseñadora Marilí Coll, entre otros muchos rostros conocidos.

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La novia llegó en una calesa tirada por cuatro caballos blancos

"La ceremonia había empezado a las seis en punto de la tarde en la parroquia de El Divino Salvador de Sevilla, que visitó la infanta Elena tras dar el 'sí, quiero' a Jaime de Marichalar en la Catedral. El altar estaba adornado con seis velones y flores en blanco y champán", publicaba la revista Lecturas. La novia llegó en una calesa tirada por cuatro caballos blancos y acompañada de su padre. En la iglesia le esperaba Manuel, junto a su madre, María José Díaz, y su hermano Chema.

Manuel vistió de corto con chaqueta de terciopelo negro y remates en azabache en los puños, que complementó con un fajín de seda estampado en colores gris y negro.

Algo prestado, algo usado y algo azul, como manda la tradición

El vestido de novia que lució Vicky era obra del modisto Pepe Jiménez. Así lo describió nuestra revista: "Un modelo clásico y a la vez romántico, confeccionado en raso de seda blanco abotonado en la parte trasera. Con escote en herradura y cuerpo ajustado, falda de vuelo con sobrefalda y largo velo de tul. Las mangas, afaroladas por encima del codo y gasa bordada hasta la muñeca. La cola era de tres metros".

Leonardo Straface se ocupó del peinado, un recogido imperial con trenzas y una diadema de brillantes que le regaló a Vicky su abuela paterna. Apenas llevó joyas, ni siquiera la pulsera que le regaló Manuel en la petición de mano. Pero sí llevó algo prestado. "Los pendientes de brillantes de mi madre. ¿Algo usado? La diadema de mi abuela paterna. Y me puse también algo azul: un lazo. Con eso he cumplido totalmente la tradición", declaró Vicky.

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Vicky Martín Berrocal llegó del brazo de su padre y padrino, José Luis Martín Berrocal.

El primer beso de casados

Vicky llegó al templo con 35 minutos de retraso y, a su llegada, el organista tocó una marcha nupcial. "A las seis y diez llegó el 'sí, quiero' que los novios se cruzaron mirándose a los ojos. Manuel levantó el velo de la cara de Vicky y le dio el primer beso de casados".

Tras la ceremonia, Vicky cambió el velo por un delicado mantón de Manila blanco.

La misa rociera fue interpretada por el Coro de la Hermandad del Rocío de Sevilla. Jesús Quintero, muy amigo de los novios, leyó un emotivo texto durante la ceremonia, que contó también con una felicitación del papa Juan Pablo II. "Tras firmar el acta, Manuel y Vicky se besaron de nuevo ante las cámaras, bajo una lluvia de pétalos de rosas, ante las cinco mil personas que se agolpaban a la puerta de la iglesia y avanzaron hacia el carruaje para poner rumbo a la iglesia del Baratillo, donde Vicky ofreció su ramo a la Virgen de la Caridad. Con los nervios, se olvidó dejar el ramo en el templo, como manda la tradición.

En la iglesia del Baratillo, Vicky ofreció el ramo a la Virgen, pero se olvidó dejarlo allí.

Una tarta nupcial de 200 kilos

Tras la ceremonia religiosa, los recién casados y los 1.200 invitados se trasladaron al cortijo de los hermanos Peralta, El Rocío, situado en La Puebla del Río. En los jardines se sirvió el aperitivo con Delicatessem de ahumados; Brandada de bacalao; Minicroissants con jamón; Tartaletas de espárragos con salsa holandesa; Gratinados de cebolla y azúcar y de jamón y queso; Jamón serrano de bellota; Queso viejo manchego; Langostinos Villeroy; Daditos de rape en adobo; Lomitos de merluza Juliá; y Olivas bechamel.

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Vicky se colocó en el escote algunas flores que les echaba el público congregado en las calles.

Tras degustar estos entrantes se sirvió la cena, con un menú que consistió en Crema de alcachofas de Cerro Negro (la finca de 'El Cordobés'); Bogavante y carabineros Costa de la Luz dos salsas; Sorbete al cava; y Solomillo braseado al vino viejo con salsa de higos y ciruelas. El postre comenzó con una Tulipa de almendras del paraíso al caramelo y, cómo no, la tarta nupcial de merengue Blanca Paloma.

La impresionante tarta nupcial representaba la portada de la ermita del Rocío y una parte de La Maestranza. Pesaba 200 kilos y medía dos metros de largo por 1,40 de ancho. Los reposteros tardaron una semana en hacer la monumental tarta.

 

La fiesta de la boda terminó pasadas las 8 de la mañana.

La cena dio paso al baile y a las copas y para quien se hubiera quedado con hambre, de madrugada se sirvió una 'recena' a base de un caldito a la yernabuena, churros y buñuelos gitanos con picatostes y pepitos de carne. La fiesta terminó pasadas las ocho de la mañana. Luego, la pareja se marchó al hotel Alfonso XIII –en el que se había vestido la novia antes de ir a la iglesia–, antes de emprender viaje de luna de miel a Cali y Cartagena de Indias, en Colombia.