Fran Rivera, que defiende a ‘capote’ y espada su profesión de matador de toros, visitó el programa en el que colabora, ‘Espejo Público’, y dejó una perla para el recuerdo. El diestro estaba indignado por el boicot que sufrió el pasado fin de semana cuando fue a Elda a dar el pregón de las fiestas, donde fue increpado por un grupo animalista. Tras lo ocurrido, a Fran le sobrevino una profundísima reflexión que quiso hacer pública con todos los espectadores del programa de Antena 3: “¿Para ser antitaurino no hay que ducharse?”. Que le den la vuelta al ruedo… pero que le saquen por detrás.
El hijo de Carmina ha tirado de uno de los ataques más rancios y con menos gracia que existen. En el mundo de Rivera, las personas que respetamos a los animales sufrimos, además de cierto desorden mental por ello, de alergia al agua y al jabón. Le alegrará saber que no, que los productos de higiene no son la criptonita de los animalistas, pero sí lo son esta clase de comentarios.
Devoto como pocos, arrancó su discurso así: “Hoy es Martes Santo y mucho más bonito hablar de eso que de estas pobres almas”, lo de pobres almas, que suena un poco a la canción de Úrsula en ‘La Sirenita’, iba por los antitaurinos que no apoyaban que el marido de Lourdes Montes diera el pistoletazo de salida a la fiestas de su ciudad. Tras versionar al pulpo gigante de la película de animación, hizo la reflexión arriba mencionada.
Pacma contestó a la pregunta de Francisco de manera escueta y clara. Parecía que en todos estos encontronazos pasados el matador no ha entendido qué defienden: “No, Fran Rivera, para ser antitaurino solo hace falta empatía y compasión hacia el maltrato animal”. Una contestación así, en terminología que Rivera entiende, se merece que la plaza entera saque sus pañuelos blancos. Pero para pedir paz, no para las orejas y el rabo.