El primer cumpleaños del pequeño Francisquito no podía haber sido menos 'especial'. La nula relación entre sus padres, Kiko Rivera y Jessica Bueno, y la lucha por la custodia que les ha llevado ante los tribunales, impidió que el niño pudiera celebrar con ambos ese día tan señalado.
Si el mismo día 6 de noviembre era su padre el que preparaba una fiesta por todo lo alto en Cantora, el fin de semana Francisquito volvía a estar con su madre, Jessica Bueno, que alquiló una nave industrial en Los Molares (Sevilla), el pueblo donde ella y Kiko comenzaron su vida en común y donde conservan la casa que se compraron.
Jessica quiso prepararlo todo personalmente. El día anterior acudió con sus padres a comprar todo lo que necesitaría para la fiesta, chuches incluídas. Y el mismo día del evento, su madre, Loli, acudió a casa a ayudarle a preparar los bocadillos que ofrecería a todos sus invitados. En la nave, su padre Francisco y su hermano Manuel le ayudaron con la decoración y llenaron la sala de globos de colores. Cuando todo estuvo preparado, Jessica regresó a casa para buscar al protagonista de la fiesta, Francisquito, que llegaba en brazos de su madre muy elegante con pantalón corto gris y tirantes, camisa de rayas y jersey colgando de los hombros.